Quiero deciros hijos Míos, que aunque parezca que no os escucho en las oraciones y suplicas que Me hacéis, os escucho muy atentamente y, os concederé vuestras peticiones en el momento oportuno, así pues hijos Míos, no creáis que Me desentiendo de vuestras súplicas. Yo, María Vuestra Madre, os hablo.
Soy Vuestra Madre y también la Madre de Dios. En Dios sois todos Mis hermanos pero también sois Mis hijos, por eso hijos Míos, una Madre que tiene tanto poder en el Cielo oye todo lo que le piden, y despacha favorablemente, aquellas cosas más urgentes o cuyas disposiciones en la oración son mas adecuadas. Si tenéis mucha fe en lo que Me pedís, la oración enseguida se despacha porque vuestra fe acelera las cosas, pero cuando vuestra fe es débil o deficiente, entonces tenéis que esperar un poco más, pero aun así, aunque os falte fe y disposiciones adecuadas en las súplicas que hacéis, Yo os escucho y trato de concederos aquello que Me pedís. No hace falta hijos Míos, que os diga que las cosas que no son buenas para vuestra alma ni para la gloria de Dios no se os concede, porque una madre verdadera nunca concedería a un hijo un mal que le pidiera, ni aunque ese hijo pataleara por ello.
Todas vuestras oraciones, todas vuestras súplicas, novenas, intenciones, deseos, todo lo que Me presentáis en el rosario, o en otros rezos, Yo lo escucho y se lo presento a la Santísima Trinidad añadiendo Mis méritos, a veces, Mis lágrimas, y Mis intercesiones. Cuando Me pedís por la salvación de un alma Yo secundo inmediatamente esa petición, porque ese deseo no es solo vuestro, sino también de Dios mismo y de todo el Cielo, por eso hijos Míos, hay peticiones que dan mucha gloria a Dios como esa que os acabo de decir, otras son más particulares, pero no por eso Me desentiendo de ellas. Yo, María Vuestra Madre Celestial, os habla.
Ahora hay muchas fieles que están haciendo novenas y peticiones para que sus maridos no se queden parados o para que esta crisis tan feroz que viene y que será mucho más dura avanzado el tiempo, no les afecte demasiado o puedan superarla, Yo escucho también esas peticiones, aunque sean de cosas materiales, porque también es conveniente que vivíais con lo necesario para el sustento diario y cubrir las necesidades de vuestras vidas. Hijos Míos, no creáis que no os oigo, os oigo y siento con vosotros vuestras penas y pesares. Vuestros sufrimientos los hago Míos y se los presento a Dios Padre envueltos en Mis méritos y en Mi amor de Madre. El Padre Eterno nunca deja de oír Mi petición de Madre, porque sabe que vosotros, cada uno de Mis hijos e hijas, Me doléis inmensamente, porque a Mi Divino Hijo Jesús, le costó mucho redimiros, y por el mucho amor que Mi Hijo os tuvo y os tiene, Yo también os amo y deseo vuestro bien en las cosas materiales y espirituales. Yo, María Santísima Vuestra Madre y Señora, os habla y os bendice.
Soy Vuestra Madre y también la Madre de Dios. En Dios sois todos Mis hermanos pero también sois Mis hijos, por eso hijos Míos, una Madre que tiene tanto poder en el Cielo oye todo lo que le piden, y despacha favorablemente, aquellas cosas más urgentes o cuyas disposiciones en la oración son mas adecuadas. Si tenéis mucha fe en lo que Me pedís, la oración enseguida se despacha porque vuestra fe acelera las cosas, pero cuando vuestra fe es débil o deficiente, entonces tenéis que esperar un poco más, pero aun así, aunque os falte fe y disposiciones adecuadas en las súplicas que hacéis, Yo os escucho y trato de concederos aquello que Me pedís. No hace falta hijos Míos, que os diga que las cosas que no son buenas para vuestra alma ni para la gloria de Dios no se os concede, porque una madre verdadera nunca concedería a un hijo un mal que le pidiera, ni aunque ese hijo pataleara por ello.
Todas vuestras oraciones, todas vuestras súplicas, novenas, intenciones, deseos, todo lo que Me presentáis en el rosario, o en otros rezos, Yo lo escucho y se lo presento a la Santísima Trinidad añadiendo Mis méritos, a veces, Mis lágrimas, y Mis intercesiones. Cuando Me pedís por la salvación de un alma Yo secundo inmediatamente esa petición, porque ese deseo no es solo vuestro, sino también de Dios mismo y de todo el Cielo, por eso hijos Míos, hay peticiones que dan mucha gloria a Dios como esa que os acabo de decir, otras son más particulares, pero no por eso Me desentiendo de ellas. Yo, María Vuestra Madre Celestial, os habla.
Ahora hay muchas fieles que están haciendo novenas y peticiones para que sus maridos no se queden parados o para que esta crisis tan feroz que viene y que será mucho más dura avanzado el tiempo, no les afecte demasiado o puedan superarla, Yo escucho también esas peticiones, aunque sean de cosas materiales, porque también es conveniente que vivíais con lo necesario para el sustento diario y cubrir las necesidades de vuestras vidas. Hijos Míos, no creáis que no os oigo, os oigo y siento con vosotros vuestras penas y pesares. Vuestros sufrimientos los hago Míos y se los presento a Dios Padre envueltos en Mis méritos y en Mi amor de Madre. El Padre Eterno nunca deja de oír Mi petición de Madre, porque sabe que vosotros, cada uno de Mis hijos e hijas, Me doléis inmensamente, porque a Mi Divino Hijo Jesús, le costó mucho redimiros, y por el mucho amor que Mi Hijo os tuvo y os tiene, Yo también os amo y deseo vuestro bien en las cosas materiales y espirituales. Yo, María Santísima Vuestra Madre y Señora, os habla y os bendice.
No hay comentarios:
Publicar un comentario