Quien ama repara. La reparación es gloria para Dios. Pero no todo el mundo sabe reparar, porque reparar es querer aliviar a Dios de la pena que le oprime, que le ahoga, que es la infidelidad y el olvido de las almas.
Yo soy un Dios de Amor y busca amor por doquier. Recorro el Planeta Tierra buscando almas que me amen enardecidamente. Encuentro almas que me aman pero también, se reservan parte de su corazón para otras cosas o criaturas. No me dan ese amor integro que deseo, siempre se reservan algo, hay pocas almas que me amen al cien por cien.
El odio es un sentimiento satánico. Odiar es maldad y la maldad viene del Mal. El odio es característico de Satanás y los malos espíritus, es mala hierba que crece en el alma y que hay que arrancar de raíz, para que no vuelva a crecer. Solo Yo, que Soy Amor, puedo arrancar el odio del alma. El odio hace infeliz a quien lo tiene, no goza de paz, ni puede recibir mis gracias porque el odio es como un centinela, que impide que entren. Pero si en su voluntad está querer salir de esa situación, ya solo con el deseo se predispone, a que Mi gracia lo alcance. El odio es la atadura de Satanás, ata al alma a él a través de este malvado sentimiento.
Yo Jesús, todo Amor, Redentor del mundo, también redimí a mis enemigos y a cuantos me odiasen durante todos los siglos. Yo amo sin limites, ni condiciones, me vuelco en el alma que desea santificarse y la voy limpiando de malas hierbas (sentimientos) como se limpia un jardín.
Yo soy el Dulce Jardinero que hermoseo al alma que desea vivir en mis leyes. Me voy poco a poco reflejando en ella y la voy poniendo a Mi gusto, para presentarla a Mi Padre con mis gracias y mi labor divina.
Le abono con mi paz, con mi gozo, con buenos y santos deseos. Le abro la mente al perdón, a la solidaridad, a la tolerancia, al compartir, porque mis frutos son frutos celestiales que hago nacer en el alma, que desea caminar por mis sendas. Yo soy Jesús de Nazaret, el Buen Samaritano, que se para ante el alma dañada por el dolor, el rencor, el odio, la amargura y la sano de sus heridas, si ella se deja cuidar de Mi.
¡Venid almas de Mi Corazón Divino! ¡Venid! que Yo curaré vuestras heridas. Yo Soy el Buen Pastor y os amo y doy Mi Vida para libraros del rapaz lobo. ¡Venid a Mí! ¡Venid a Mi Corazón!
Yo soy un Dios de Amor y busca amor por doquier. Recorro el Planeta Tierra buscando almas que me amen enardecidamente. Encuentro almas que me aman pero también, se reservan parte de su corazón para otras cosas o criaturas. No me dan ese amor integro que deseo, siempre se reservan algo, hay pocas almas que me amen al cien por cien.
El odio es un sentimiento satánico. Odiar es maldad y la maldad viene del Mal. El odio es característico de Satanás y los malos espíritus, es mala hierba que crece en el alma y que hay que arrancar de raíz, para que no vuelva a crecer. Solo Yo, que Soy Amor, puedo arrancar el odio del alma. El odio hace infeliz a quien lo tiene, no goza de paz, ni puede recibir mis gracias porque el odio es como un centinela, que impide que entren. Pero si en su voluntad está querer salir de esa situación, ya solo con el deseo se predispone, a que Mi gracia lo alcance. El odio es la atadura de Satanás, ata al alma a él a través de este malvado sentimiento.
Yo Jesús, todo Amor, Redentor del mundo, también redimí a mis enemigos y a cuantos me odiasen durante todos los siglos. Yo amo sin limites, ni condiciones, me vuelco en el alma que desea santificarse y la voy limpiando de malas hierbas (sentimientos) como se limpia un jardín.
Yo soy el Dulce Jardinero que hermoseo al alma que desea vivir en mis leyes. Me voy poco a poco reflejando en ella y la voy poniendo a Mi gusto, para presentarla a Mi Padre con mis gracias y mi labor divina.
Le abono con mi paz, con mi gozo, con buenos y santos deseos. Le abro la mente al perdón, a la solidaridad, a la tolerancia, al compartir, porque mis frutos son frutos celestiales que hago nacer en el alma, que desea caminar por mis sendas. Yo soy Jesús de Nazaret, el Buen Samaritano, que se para ante el alma dañada por el dolor, el rencor, el odio, la amargura y la sano de sus heridas, si ella se deja cuidar de Mi.
¡Venid almas de Mi Corazón Divino! ¡Venid! que Yo curaré vuestras heridas. Yo Soy el Buen Pastor y os amo y doy Mi Vida para libraros del rapaz lobo. ¡Venid a Mí! ¡Venid a Mi Corazón!