lunes, 2 de febrero de 2009

Los reyes de este mundo tendrán un reino efímero y perecedero, nadie puede evitar el fin de sus días

Señores de la tierra son ahora los que gobiernan, señores de la tierra. Ellos tienen fama, bienestar, solvencia, lujos, placeres y toda clase de bienes terrenales, no les faltan ni uno solo, algunos hasta con doble vida y doble familia. Pero Yo Soy el Señor de cielos y tierra y gobierno el Universo entero. Yo, Jesús, os hablo

Hijos Míos, que leéis asiduamente estos mensajes, reflexionad con todo lo que se os dice, es el Cielo quien os habla y quien os instruye, no los miréis someramente, ved en su profundidad el contenido que ponen, para que os aprovechen y alimenten vuestras almas y vuestras mentes.

Los gobernantes creen que su poder les alcanzará para siempre y ellos no saben que su poder es tan efímero como la vida de una amapola. Ellos creen que la vida no se les va a acabar pero sus días ya están contados y ni todo su poder, ni toda su gloria, fama y lujo, les valdrá para detener un instante el paso del tiempo en sus vidas, y tampoco les valdrá, para quitar un solo instante del castigo eterno que merezcan.

Yo os lo pido, hijos Míos, que recéis por vuestros gobernantes y lo hagáis con ahínco, para que sus obras, no sean tan malas como son, ni sus leyes tan contrarias a las Mías. Ellos aún están en camino de conversión, ellos aún pueden posponer su conducta y hacerse instrumentos del Cielo valiéndose de su mismo poder. Pedid luz para ellos, pedid fuerza, y pedid para sus gobiernos, sabiduría verdadera y no sabiduría del mundo que nada tiene que ver con la sabiduría del Cielo. Yo, Jesús, os hablo.

Los reyes de este mundo tendrán un reino efímero y perecedero, nadie puede evitar el fin de sus días, pero los que han escogido Mis leyes y Mis sendas esos tendrán un reinado eterno que nadie jamás les arrebatará, porque quien Me escoge, escoge el infinito dichoso, la eternidad de gloria y de luz, pero quien de Mí se desentiende, escoge su perdición eterna, sean gobernantes o no lo sean. Yo Soy la Vida verdadera, el Hijo de Dios Altísimo y quien Me sigue no andará en tinieblas. Yo, Jesús, os hablo.