jueves, 26 de noviembre de 2009

Los demonios huyen despavoridos ante las almas que Nos alaban

Son poderosos los demonios porque son espíritus angélicos caídos y si bien perdieron la gloria eterna, no por eso perdieron su poder que emplean en hacerme daño a través de las almas, pues su odio hacia el Hijo de Dios Altísimo escapa a vuestra comprensión humana. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, una sola palabra que digáis de alabanza hacia Mí o hacia Mi Santa Madre, potencia el odio acérrimo que Me tienen los demonios, pues si bien os pueda parecer que Me decís una insignificancia, es tal el odio infernal, que cuando esas palabras salen del corazón y los demonios oyen que Nos alaban, sienten una gran rabia, por cuanto que no pueden oír alabanzas hacia Mí y hacia Mi Santa Madre. Yo, Jesús, os hablo.

El pecado (de las almas) les alegra, pero ellos también saben que muchos pecados son frutos de vuestras flaquezas o debilidades, por eso, aunque os instan a pecar, si caéis y luego volvéis a Mí, ellos saben que ese retorno a Mí, es un acto de humildad tan grande que también les irrita. Pero cuando alguien Me alaba a Mí o a Mi Santa Madre, ellos no pueden soportar esas alabanzas que son como punzones de hierro ardiendo que les quema en los más hondo de su ser, por cuanto que ellos jamás pronunciaron ninguna alabanza hacia Mí, tal es su odio

Por eso, hijos, alabadme una y otra vez a Mí y a Mi Santa Madre, a la Eucaristía, a la Santísima Trinidad, pues esas alabanzas vencen también a los demonios que huyen despavoridos ante las almas que Nos alaban. Yo, Jesús, os hablo. Pues lo mismo que con la blasfemia contra el Cielo -aunque sea dicha inconscientemente- les alegra mucho, la alabanza no la soportan porque es lo contrario de la blasfemia, y ellos no quieren que las almas alaben a Dios Uno y Trino, tres veces Santo. Yo, Jesús, os hablo.

De ahí, que no puedan soportar la Santa Misa cuando se celebra o se oye en las debidas disposiciones, pues es una alabanza de valor infinito hacia Dios Altísimo, y un bien muy grande en la Iglesia y gloria inmensa a la Santísima Trinidad. Yo, Jesús os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.