martes, 5 de agosto de 2008

Yo, Espíritu Divino, hago llegar una oración al alma más lejana e ignorada del planeta, porque en las cosas de Dios no hay distancias

Los recuerdos santos y buenos, traen a las almas rememoraciones que pueden ayudarlas en la vida de santidad, Yo, Espíritu Divino, os hablo. Así, una canción espiritual que en el pasado oyó una persona, al recordarla o volverla a oír, puede ser un empujón para iniciar una vida de reconversión o hacer un acto de amor a Dios. Y lo mismo una peregrinación, o unos momentos de adoración al Santísimo que tiempos atrás hiciera el alma, al recordarlos, puede ser como la hebra que tire para iniciar de nuevo una vida espiritual, Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Por eso, hijos de Dios, debéis tener vivencias sanas y santas que queden en vuestra memoria, y a veces, pudiera suceder, que en el lecho de muerte recordándolas, sea el estímulo para volver el rostro a Dios.
En la vida espiritual o del espíritu, todo sirve, todo lo aprovecho Yo, Espíritu Divino, para tocar a la conversión o reconversión a un alma. De ahí, que los niños deben tener vivencias sanas y santas porque ellos más que nadie captan las cosas y las conservan con viveza en su memoria, y lo mismo, que actos violentos o traumáticos a un niño le pueden marcar en la vida y en la personalidad, las vivencias espirituales santas, también les pueden influir en su vida y personalidad positivamente.

Nada se borra en el presente eterno de Dios. El todo lo ve desde el primer siglo hasta el último. Cada acto, cada palabra, cada pensamiento, todo lo ve Dios Todopoderoso y todo lo conoce. Por eso, debéis de hacer actos de fe, esperanza y caridad, actos de amor a Dios, para que vuestra balanza de la vida se incline siempre hacia el bien, venciendo de esta forma, el mal que hicisteis o el bien que dejasteis de hacer.

Sed universales en vuestras acciones, no pidáis solo para vosotros mismos, Yo, Espíritu Divino, hago llegar una oración al alma más lejana e ignorada del planeta, porque en las cosas de Dios, no hay distancias, valen las intenciones por quienes se ofrezcan, y así, si rezáis por un alma que reside en otro extremo de la tierra y no sabéis su situación espiritual, aunque sea pagana Yo, Espíritu de Dios, llevo esa oración a esa alma que alguien en el otro punto del planeta se acordó de ofrecerle.

Deseo que asimiléis estos escritos que el Cielo os da para vuestro alimento y para instruiros. No los leáis deprisa. Meditadlos, llevadlos a la oración y meditadlos, porque Yo, Espíritu de Dios, también os daré Mi luz para que al meditarlos se amplíen en vuestra mente, los conocimientos del Cielo. Paz a todos vosotros que venís a tomar alimento de estos mensajes que el Cielo os da. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.