Sacerdotes de Dios, hijos de María Santísima, servidores Míos, Yo Jesús os hablo. Debéis celebrar la Santa Eucaristía con más fervor y entrega, de modo que quienes os vean se queden edificados con vuestro ejemplo. Debéis hacer las lecturas y las oraciones sin prisas y con fervor, son oraciones universales que no os pertenecen, porque son oraciones, para la Santa Madre Iglesia.
Siervos Míos, os pido que seáis muy ejemplares y que vuestras homilías sean beneficiosas a las almas y no sean para salir del paso o cubrir ese tiempo de la Eucaristía. Debéis predicar Mis Diez Mandamientos sin saltaros ni uno solo, porque Yo, Jesús, Juez Eterno, os pediré estrecha cuenta de vuestros pecados de omisión.
Tenéis que ser valerosos y denunciar la rencilla, el encono, el odio y debéis hablar de lo peligroso que es el amor y el apego al dinero, Yo lo hablé en Mi vida, vosotros tenéis que continuar Mi obra. Hacéis unas homilías tan flojas que no movilizan a nadie. Llenáis de tedio a Mis fieles, que se van de la Eucaristía más vacíos de lo que entraron, no sabéis dar a Mis fieles el alimento verdadero del Cielo que sacia y llena el alma.
Siervos e hijos Míos, vuestro ministerio es insustituible, ningún laico puede hacer lo que hacéis vosotros, pero lo hacéis tan trivialmente, tan flojamente, que los sacramentos se quedan en la letra y no movilizáis a las almas, ni vosotros mismos vivís movidos por Mi Espíritu. Vuestra mediocridad y vuestra vida espiritual deja tanto que desear, que os están envolviendo en tal situación, que muchos de vosotros abandonaréis el sacerdocio, y otros muchos, no lo haréis por no disgustar a vuestros padres y familiares, pero viviréis una vida de pecado, porque tendréis doble vida.
Os recuerdo hijos Míos, que si la sal se desalare ¿con que se salará? (Mt 5,13) A muchos de los que os llegan estos mensajes, estáis en situación de rectificar y de pedidme ayuda. Apenas vais a confesar y ese sacramento que tanta fuerza os da, no os sirve porque no lo practicáis. Os aviso y lo hago con amor, os prevengo de los inminentes peligros en que os veo, y deseo que pospongáis vuestra conducta antes de que sea tarde. Yo no os negaré Mi gracia, pero tenéis que salvar vuestro sacerdocio, vuestra Ordenación, porque muchos, aunque abandonéis este sagrado y santo ministerio, no encontrareis nunca la felicidad, pues solo Yo, os puedo aplacar esos anhelos que tenéis de ser felices y de vivir en paz.
Así pues, hijos Míos, siervos de Mi Corazón, oíd Mi voz divina, oíd Mis palabras y ponedlas en práctica. Os prevengo porque Mi enemigo mortal Satanás, no se cansa de sugeriros ideas contrarias a lo que Yo os digo, ideas contra toda santidad y fidelidad a Mí. (Muchos de) vosotros que leéis estos mensajes sabéis que es verdad y que va por vosotros. Sabéis en lo escondido de vuestro corazón que este es vuestro caso, porque Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os prevengo de los peligros en que estáis. Yo Jesús de Nazaret, os hablo.
Siervos Míos, os pido que seáis muy ejemplares y que vuestras homilías sean beneficiosas a las almas y no sean para salir del paso o cubrir ese tiempo de la Eucaristía. Debéis predicar Mis Diez Mandamientos sin saltaros ni uno solo, porque Yo, Jesús, Juez Eterno, os pediré estrecha cuenta de vuestros pecados de omisión.
Tenéis que ser valerosos y denunciar la rencilla, el encono, el odio y debéis hablar de lo peligroso que es el amor y el apego al dinero, Yo lo hablé en Mi vida, vosotros tenéis que continuar Mi obra. Hacéis unas homilías tan flojas que no movilizan a nadie. Llenáis de tedio a Mis fieles, que se van de la Eucaristía más vacíos de lo que entraron, no sabéis dar a Mis fieles el alimento verdadero del Cielo que sacia y llena el alma.
Siervos e hijos Míos, vuestro ministerio es insustituible, ningún laico puede hacer lo que hacéis vosotros, pero lo hacéis tan trivialmente, tan flojamente, que los sacramentos se quedan en la letra y no movilizáis a las almas, ni vosotros mismos vivís movidos por Mi Espíritu. Vuestra mediocridad y vuestra vida espiritual deja tanto que desear, que os están envolviendo en tal situación, que muchos de vosotros abandonaréis el sacerdocio, y otros muchos, no lo haréis por no disgustar a vuestros padres y familiares, pero viviréis una vida de pecado, porque tendréis doble vida.
Os recuerdo hijos Míos, que si la sal se desalare ¿con que se salará? (Mt 5,13) A muchos de los que os llegan estos mensajes, estáis en situación de rectificar y de pedidme ayuda. Apenas vais a confesar y ese sacramento que tanta fuerza os da, no os sirve porque no lo practicáis. Os aviso y lo hago con amor, os prevengo de los inminentes peligros en que os veo, y deseo que pospongáis vuestra conducta antes de que sea tarde. Yo no os negaré Mi gracia, pero tenéis que salvar vuestro sacerdocio, vuestra Ordenación, porque muchos, aunque abandonéis este sagrado y santo ministerio, no encontrareis nunca la felicidad, pues solo Yo, os puedo aplacar esos anhelos que tenéis de ser felices y de vivir en paz.
Así pues, hijos Míos, siervos de Mi Corazón, oíd Mi voz divina, oíd Mis palabras y ponedlas en práctica. Os prevengo porque Mi enemigo mortal Satanás, no se cansa de sugeriros ideas contrarias a lo que Yo os digo, ideas contra toda santidad y fidelidad a Mí. (Muchos de) vosotros que leéis estos mensajes sabéis que es verdad y que va por vosotros. Sabéis en lo escondido de vuestro corazón que este es vuestro caso, porque Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os prevengo de los peligros en que estáis. Yo Jesús de Nazaret, os hablo.