Los Santos Evangelios son una lectura única para el bien de las almas. En ellos Cristo Jesús tocó todos los temas, y en ellos, están puestos todos los remedios a cualquier clase de pregunta.
Todo cristiano debería de leer el Santo Evangelio, y aún, saberlo casi de memoria, pero he aquí, que hay miles y miles de cristianos que ni siquiera saben lo que es ese Sagrado Libro. Al cristiano que ha pasado su vida sin leer ni siquiera un párrafo de los Santos Evangelios se le pedirá cuenta de ello, porque es un pecado de omisión no alimentar su propia alma con bienes espirituales, y dejarla enflaquecida por negligencia y mediocridad. Yo, Espiritu Divino, os hablo.
Y lo mismo que si una persona dejara de alimentar su cuerpo sería culpable de los males que de ello le sobrevinieran, así sucede en las cosas del alma, y quien no alimenta su propia alma con lecturas santas, en especial las Sagradas Escrituras, será culpable ante el juicio de Dios, pues malgastó su vida. Porque si una persona lee las Sagradas Escrituras Yo, Espiritu Santo, le daría Mi gracia y Mi luz para que comprendiera y cambiara sus disposiciones hacia Dios, en detrimento, de las cosas del mundo. Pues si un alma leyera el Evangelio o las Sagradas Escrituras, pudiera producirse en su vida un cambio radical y convertirse de un ser pecador o pecadora, en un ser espiritual y cumplidor de las leyes de Dios. Ved pues que responsabilidad tan grande es no dar al alma su alimento.
Pero el alimento del alma no solo se compone de lectura, sino también de oración, porque la oración ayuda a entender las cosas celestiales y las de Dios. Pero si no se pone nunca a hacer oración, esa persona no entenderá mas allá de lo que le hayan enseñado de pequeño o de lo que el mundo le enseña en las cosas de Dios, pues ve con los ojos del mundo y no con los ojos del alma. Yo, Espiritu de Dios, os hablo.
Es responsabilidad de cada uno edificar su propia casa en roca firme y duradera, y el Santo Evangelio es la mejor roca que un alma puede emplear en la construcción de su propia casa, y a esa casa, no la derrumbarán ni los vendavales, (criterios mundanos que están en masa en nuestra sociedad) ni las inundaciones, (goces lícitos pero que deben tener cierta templanza) ni las sequías, (pruebas) ni nada, porque es una casa edificada según la Palabra de Dios y Su Sabiduría. Yo, Espiritu Divino, os hablo, quien quiera entender que entienda y ponga en práctica lo que se le comunica. La paz de Dios a los hombres de buena voluntad.
Todo cristiano debería de leer el Santo Evangelio, y aún, saberlo casi de memoria, pero he aquí, que hay miles y miles de cristianos que ni siquiera saben lo que es ese Sagrado Libro. Al cristiano que ha pasado su vida sin leer ni siquiera un párrafo de los Santos Evangelios se le pedirá cuenta de ello, porque es un pecado de omisión no alimentar su propia alma con bienes espirituales, y dejarla enflaquecida por negligencia y mediocridad. Yo, Espiritu Divino, os hablo.
Y lo mismo que si una persona dejara de alimentar su cuerpo sería culpable de los males que de ello le sobrevinieran, así sucede en las cosas del alma, y quien no alimenta su propia alma con lecturas santas, en especial las Sagradas Escrituras, será culpable ante el juicio de Dios, pues malgastó su vida. Porque si una persona lee las Sagradas Escrituras Yo, Espiritu Santo, le daría Mi gracia y Mi luz para que comprendiera y cambiara sus disposiciones hacia Dios, en detrimento, de las cosas del mundo. Pues si un alma leyera el Evangelio o las Sagradas Escrituras, pudiera producirse en su vida un cambio radical y convertirse de un ser pecador o pecadora, en un ser espiritual y cumplidor de las leyes de Dios. Ved pues que responsabilidad tan grande es no dar al alma su alimento.
Pero el alimento del alma no solo se compone de lectura, sino también de oración, porque la oración ayuda a entender las cosas celestiales y las de Dios. Pero si no se pone nunca a hacer oración, esa persona no entenderá mas allá de lo que le hayan enseñado de pequeño o de lo que el mundo le enseña en las cosas de Dios, pues ve con los ojos del mundo y no con los ojos del alma. Yo, Espiritu de Dios, os hablo.
Es responsabilidad de cada uno edificar su propia casa en roca firme y duradera, y el Santo Evangelio es la mejor roca que un alma puede emplear en la construcción de su propia casa, y a esa casa, no la derrumbarán ni los vendavales, (criterios mundanos que están en masa en nuestra sociedad) ni las inundaciones, (goces lícitos pero que deben tener cierta templanza) ni las sequías, (pruebas) ni nada, porque es una casa edificada según la Palabra de Dios y Su Sabiduría. Yo, Espiritu Divino, os hablo, quien quiera entender que entienda y ponga en práctica lo que se le comunica. La paz de Dios a los hombres de buena voluntad.