Hoy no se cree en nada de lo que el Cielo da. Los dones extraordinarios, los carismas, visiones, profecías, no se creen, y sin embargo, nunca han proliferado tanto. Hoy se cree en el marketing en las cosas del mundo, en las cosas terrenales, pero las celestiales, aunque se vean o se oigan, no se creen, y dicen, que son inventos o sugestiones de los instrumentos.
Esto a Mi Me resulta muy doloroso, porque Yo me vuelco en dar dones, carismas, movido por Mi gran amor a las almas, pero las almas no creen lo que doy, no analizan los escritos, y hasta los censuran.
Veo a Mi creación encaminarse a la perdición eterna y no quiero cruzarme de brazos, quiero salvar el máximo posible de almas, y por ello, Me manifiesto por todas las partes del mundo. Muchas almas que leen estos escritos y los rechazan, les quedan horas de vida y, ellas no lo saben. Podían cambiar el rumbo de su destino eterno solo con poner en práctica lo que han leído, y no lo hacen.
Ni aunque se les apareciera su Ángel de la Guarda para decirles que pospongan su actitud de pecado, y pidan a Dios perdón por ellos, ni así, creerían en esa manifestación, ni pospondrían su actitud.
Hijos Míos, Soy Yo, Jesús de Nazaret, quien os habla por medio de Mi instrumento y con que pena lo hago. Mi Madre y Yo sufrimos inmensamente vuestro extravío, vuestra ceguera, vuestra falta de fe, y vemos, como vais rectos a la perdición eterna, porque no queréis dejar de pecar ni pedir perdón a Dios en la confesión, por los pecados tan graves y extensos que anidan en vuestra alma.
No diréis que no os he dado oportunidad de salvaros, pero una y otra vez, rechazáis la gracia, y así, moriréis en Mi desgracia. Hijos, ¡que dolor! para Mi que Soy el Salvador de las almas, ¡que acerbo dolor en Mi Divino Corazón!
Esto a Mi Me resulta muy doloroso, porque Yo me vuelco en dar dones, carismas, movido por Mi gran amor a las almas, pero las almas no creen lo que doy, no analizan los escritos, y hasta los censuran.
Veo a Mi creación encaminarse a la perdición eterna y no quiero cruzarme de brazos, quiero salvar el máximo posible de almas, y por ello, Me manifiesto por todas las partes del mundo. Muchas almas que leen estos escritos y los rechazan, les quedan horas de vida y, ellas no lo saben. Podían cambiar el rumbo de su destino eterno solo con poner en práctica lo que han leído, y no lo hacen.
Ni aunque se les apareciera su Ángel de la Guarda para decirles que pospongan su actitud de pecado, y pidan a Dios perdón por ellos, ni así, creerían en esa manifestación, ni pospondrían su actitud.
Hijos Míos, Soy Yo, Jesús de Nazaret, quien os habla por medio de Mi instrumento y con que pena lo hago. Mi Madre y Yo sufrimos inmensamente vuestro extravío, vuestra ceguera, vuestra falta de fe, y vemos, como vais rectos a la perdición eterna, porque no queréis dejar de pecar ni pedir perdón a Dios en la confesión, por los pecados tan graves y extensos que anidan en vuestra alma.
No diréis que no os he dado oportunidad de salvaros, pero una y otra vez, rechazáis la gracia, y así, moriréis en Mi desgracia. Hijos, ¡que dolor! para Mi que Soy el Salvador de las almas, ¡que acerbo dolor en Mi Divino Corazón!