Hijos Míos, hijos de Mi Divino Corazón. Estáis en tiempo de oración y penitencia pero vosotros seguís viviendo como si tal. Muchos haciendo planes para la Semana Santa y pasando de los sagrados misterios que se contemplan en estos días.
Parece que el ser autentico cristiano no va con vosotros, y aunque sois bautizados, vivís paganamente sin ninguna enmienda. Cada cual cogerá los frutos que siembre, no solo en ellos mismos, sino en sus hijos, que os ven indiferentes a Mis cosas y no les trasmitís fe alguna.
Dais a vuestros hijos lo que dais a vuestros animales si los tenéis, comida, bebida y vestimenta. Los lleváis a centros de estudios porque en la sociedad os piden titulaciones para conseguir puestos de trabajo, sino ni eso. Yo os pido adoración, contemplación en Mis misterios, abnegación, pero os resbala, como si estas cosas no fueran con vosotros, y aún, os creéis buenos porque no matáis, ni robáis. ¿No matáis? ¿De verdad que no matáis? Matáis la vida del alma y su muerte será eterna. ¿No robais? ¿De verdad que no robáis? Robáis a vuestros hijos la gloria eterna y estáis tan tranquilos.
¡Ay generación perversa y pagana! Os olvidáis de Mi, Vuestro Dios y Señor, y encima, criticáis a mis sacerdotes y los poneis en entredicho, y decís, que no vais a la Iglesia porque no creéis en los curas ¿Y en Mi, creéis? ¿Creéis en Mí?
No escapareis a Mi justicia, no escapareis generación perversa a Mi temible juicio, porque desperdiciasteis un día, y otro, y otro, y otro, y Yo os espero en el Sagrario para recibir de vosotros una palabra de amor, consuelo, de humildad, o de reconocimiento y no Me dais nada, porque ni Me visitáis. Las piedras me dan más gloria que vosotros, porque al menos son lo que Mi Padre quiso que fueran. Yo, Jesús, os hablo.
Os llamo a todos, a todos sin excepción, quiero que Me deis adoración, reparación, amor y quiero que lo hagáis asiduamente, no en actos aislados. Así pues, hijos Míos, posponed vuestra composturas paganas, dejad un poco la televisión y vuestros intereses y venid a Mi Sagrario a adoradme. Yo, Jesús, os lo pido. Mi paz para quien ponga en práctica estos escritos.
Parece que el ser autentico cristiano no va con vosotros, y aunque sois bautizados, vivís paganamente sin ninguna enmienda. Cada cual cogerá los frutos que siembre, no solo en ellos mismos, sino en sus hijos, que os ven indiferentes a Mis cosas y no les trasmitís fe alguna.
Dais a vuestros hijos lo que dais a vuestros animales si los tenéis, comida, bebida y vestimenta. Los lleváis a centros de estudios porque en la sociedad os piden titulaciones para conseguir puestos de trabajo, sino ni eso. Yo os pido adoración, contemplación en Mis misterios, abnegación, pero os resbala, como si estas cosas no fueran con vosotros, y aún, os creéis buenos porque no matáis, ni robáis. ¿No matáis? ¿De verdad que no matáis? Matáis la vida del alma y su muerte será eterna. ¿No robais? ¿De verdad que no robáis? Robáis a vuestros hijos la gloria eterna y estáis tan tranquilos.
¡Ay generación perversa y pagana! Os olvidáis de Mi, Vuestro Dios y Señor, y encima, criticáis a mis sacerdotes y los poneis en entredicho, y decís, que no vais a la Iglesia porque no creéis en los curas ¿Y en Mi, creéis? ¿Creéis en Mí?
No escapareis a Mi justicia, no escapareis generación perversa a Mi temible juicio, porque desperdiciasteis un día, y otro, y otro, y otro, y Yo os espero en el Sagrario para recibir de vosotros una palabra de amor, consuelo, de humildad, o de reconocimiento y no Me dais nada, porque ni Me visitáis. Las piedras me dan más gloria que vosotros, porque al menos son lo que Mi Padre quiso que fueran. Yo, Jesús, os hablo.
Os llamo a todos, a todos sin excepción, quiero que Me deis adoración, reparación, amor y quiero que lo hagáis asiduamente, no en actos aislados. Así pues, hijos Míos, posponed vuestra composturas paganas, dejad un poco la televisión y vuestros intereses y venid a Mi Sagrario a adoradme. Yo, Jesús, os lo pido. Mi paz para quien ponga en práctica estos escritos.