martes, 28 de abril de 2009

Soy el Espíritu de Dios, Uno y Trino, y según la fe que Me tengáis, así será de eficaz Mi acción

¡Ven Espíritu Santo! Cada vez que un alma Me invoca a Mí, Espíritu Divino, acudo velozmente a darle aquello que Me pide y que es propio Mío, como luz, sabiduría, fortaleza, perseverancia, bondad, generosidad, castidad y todos los dones que Yo otorgo. Yo, Espíritu Divino, os hablo.

Pero son muy pocos los fieles cristianos que Me invocan en sus necesidades y en sus actos de piedad. Yo debería ser invocado cada vez que el alma va a confesarse para recordarle sus pecados. Y debería ser invocado por el confesor pidiéndome luz para guiar a las almas. Y debería ser invocado para los moribundos para que Yo los asista con Mi luz en sus últimos momentos, y les otorgue las debidas disposiciones para morir en Dios. Sin embargo, no Soy muy invocado y Mi acción se ve obstaculizada por la falta de fe en Mí y por lo ignorado que Soy por las almas.

Hijos de Dios, debéis conocerme más, saber más de Mí porque Yo Soy el Autor de vuestra santificación, y Mi misión es ayudaros a crecer en santidad y concederos todos los dones y gracias necesarias para ello. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.


Soy la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y junto con el Padre y el Hijo, formamos el Dios Trino, Uno y Verdadero, tres veces Santo. Quien Me invoca honra al Padre y al Hijo, y lo mismo que los malos espíritus cuando se les invocan acuden a las almas, Yo, Espíritu Divino, Espíritu del bien y santidad, acudo al alma que Me pide ayuda, invocándome.

Todos los fieles cristianos deberían invocarme y conocerme mejor, porque cuando no se conoce a alguien no se le reclama, y a veces, invocáis a divinidades que no existen y que son producto de fábulas o mitologías y no Me invocáis a Mí que existo, y cuya acción, es muy valiosa y necesaria. Yo, Espíritu de Dios os hablo.

Hijos de Dios, Soy el Espíritu de Dios, Uno y Trino, y según la fe que Me tengáis, así será de eficaz Mi acción, porque aquel que Me invoca de corazón, obtiene Mi ayuda y sale satisfecho de Mi acción sobre el asunto que le llevó a invocarme.