lunes, 25 de febrero de 2008

Yo Soy el Hombre-Dios

Yo Soy Cristo Jesús, el Unigénito del Padre. Vine a la tierra a padecer por los hombres, y para que Mi padecimiento lo entendierais, Me hice uno más de entre vosotros, Me hice Carne para que comprendierais con vuestra mente Mi sufrimiento físico y moral.

Pero he aquí que estos sufrimientos tan extremos, tan amargos, tan dolorosos, para muchos, serán motivo de condenación, porque no solo no los aceptaron sino que se burlaron de ellos al igual que de Mí. Yo, el Cristo Jesús, os hablo y Me comunico con vosotros.

¿No os dolería a vosotros hacer lo indecible por alguien muy querido y que lo desperdiciaran y aun se jactaran de ello? Hijos, no podéis comprender Mis sufrimientos internos al veros tan corrompidos y equivocados. Mi Crucifixión continúa, porque me claváis en el alma clavos de indiferencia, olvido, de ignorarme, de blasfemarme, de juzgarme, sois peores que los verdugos del Gólgota, porque vosotros estáis instruídos y ellos eran burdos, si bien, conocían las Escrituras, no tenían la preparación que vosotros tenéis, y ellos, obedecían órdenes de sus superiores.

Hijos Míos, hermanos amadísimos que estáis ciegos totales, camináis directos a la perdición eterna y ni Mi Pasión, ni Mi Encarnación, ni Mi Resurrección, os hacen reflexionar sobre la existencia de otra vida, del juicio de cada uno y del destino que os merezcáis. Yo, Cristo Jesús, os hablo.

Yo Soy el Hombre-Dios, acercaos a Mi como Hombre ahora que podéis, para que no os tenga que echar del Paraíso Celestial como Dios. Acercaos a Mí como Hermano ahora que es tiempo de merecer, para que luego en el juicio particular que os haga, no os tenga que alejar de Mí como Dios. Hijos, abrid los ojos del alma y posponed vuestra conducta. Soltaros ya de las garras de Mi enemigo mortal Satanás y dejad sus sugerencias, todo su afán es perderos eternamente como el Mío es salvaros. Yo, Cristo Jesús, el Mesías os hablo.