Sí, hija Mía, haré lo que Me pides y aún más, porque cuando un alma vive unida a Mi que Soy Sumo Bien, ese alma da mucho fruto y quien no vive unido a Mí no solo no da fruto, sino que desparrama. Yo Soy la Vid y vosotros los sarmientos.
Quienes pretenden hacer el bien u obras grandes sin contar Conmigo, no solo no logran sus objetivos, sino que se malograran en el plano sobrenatural, porque Yo Soy quien da el fruto a las obras, y de la estrecha unión que un alma tenga Conmigo, así serán los frutos de sus obras, porque Yo Soy quien lo hace. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo.
Las obras buenas deben ser hechas en consonancia Conmigo, que Soy Dios y Señor, Omnipotente, Divino, Sumo Bien. Las obras deben ser según Mi Evangelio, según mis cánones, porque quien pretenda inventarse algo que Yo no haya dicho, habrá abierto una puerta al Maligno y tendrá que soportar las consecuencias que ello le acarreará. Yo Soy la Luz, Luz y Bien, Luz y Verdad, Soy Alimento de las almas, Soy Dios, Hijo del Altísimo y caminar fuera de Mis sendas es caminar por sendas de perdición, de error y de engaños. Yo, Jesús, os hablo.
Pero se dan esos casos lamentablemente, incluso, en Mis sacerdotes que hacen de su ministerio un “espectáculo” sin considerar el ejemplo de Mi vida y Mi Evangelio, y así son sus cosechas: matrimonios rotos en sus parroquias, niños que dejan de ir a misa y catequesis, feligreses que viven con odios y enconos hacia familiares, y más cosas que son frutos de no vivir en estrecha unión Conmigo, porque no se trata de predicarme o de creer en Mí, sino de vivir en Mí, de vivir por y para Mí, e imitarme. Imitarme en la oración, imitarme en la pobreza, en la abnegación, en la humildad, en todas Mis virtudes (1 Jn 2,6) y esforzarse cada día más por ascender en ellas.
Al sacerdote que Yo vea así y vea que pone lo que esté de su parte le daré Mi gracia en abundancia, para que su vida ministerial sea fecunda en el Cielo y en la Tierra. Lo que digo para Mis sacerdotes, también vale para los laicos que siendo apóstoles deben imitarme en lo anteriormente dicho y vivir revestidos de Mí, para que sea Yo quien haga que sus vidas sean fructíferas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
Venid hijos Míos a Mi Sagrario y bebed del Agua clara y cristalina que sacia (la sed) y no contamina. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo. Paz a Mis fieles cristianos.
Quienes pretenden hacer el bien u obras grandes sin contar Conmigo, no solo no logran sus objetivos, sino que se malograran en el plano sobrenatural, porque Yo Soy quien da el fruto a las obras, y de la estrecha unión que un alma tenga Conmigo, así serán los frutos de sus obras, porque Yo Soy quien lo hace. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, os hablo.
Las obras buenas deben ser hechas en consonancia Conmigo, que Soy Dios y Señor, Omnipotente, Divino, Sumo Bien. Las obras deben ser según Mi Evangelio, según mis cánones, porque quien pretenda inventarse algo que Yo no haya dicho, habrá abierto una puerta al Maligno y tendrá que soportar las consecuencias que ello le acarreará. Yo Soy la Luz, Luz y Bien, Luz y Verdad, Soy Alimento de las almas, Soy Dios, Hijo del Altísimo y caminar fuera de Mis sendas es caminar por sendas de perdición, de error y de engaños. Yo, Jesús, os hablo.
Pero se dan esos casos lamentablemente, incluso, en Mis sacerdotes que hacen de su ministerio un “espectáculo” sin considerar el ejemplo de Mi vida y Mi Evangelio, y así son sus cosechas: matrimonios rotos en sus parroquias, niños que dejan de ir a misa y catequesis, feligreses que viven con odios y enconos hacia familiares, y más cosas que son frutos de no vivir en estrecha unión Conmigo, porque no se trata de predicarme o de creer en Mí, sino de vivir en Mí, de vivir por y para Mí, e imitarme. Imitarme en la oración, imitarme en la pobreza, en la abnegación, en la humildad, en todas Mis virtudes (1 Jn 2,6) y esforzarse cada día más por ascender en ellas.
Al sacerdote que Yo vea así y vea que pone lo que esté de su parte le daré Mi gracia en abundancia, para que su vida ministerial sea fecunda en el Cielo y en la Tierra. Lo que digo para Mis sacerdotes, también vale para los laicos que siendo apóstoles deben imitarme en lo anteriormente dicho y vivir revestidos de Mí, para que sea Yo quien haga que sus vidas sean fructíferas. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
Venid hijos Míos a Mi Sagrario y bebed del Agua clara y cristalina que sacia (la sed) y no contamina. Yo, Jesús, os hablo y os bendigo. Paz a Mis fieles cristianos.