Nadie en la tierra por santo que sea goza de la infalibilidad total en consejos, decisiones o acciones. Puede muy bien un alma equivocarse ante hechos y decisiones, pero eso no le hace menos santo, ni menos disponible, solamente le hace más humano. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Para el alma que asiduamente hace oración y Me invoca a menudo en todas sus acciones, tiene mucha menos probabilidades de equivocase que quien no lo hace, porque Yo asisto a todo aquel que Me invoca y procuro darle luz y discernimiento. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Cada decisión que toméis para hacer un bien o evitar un mal, ponedlo en oración. Ponedlo ante Mi presencia, Yo, Espíritu de Dios, y pedidme luces y consejo para que no os equivoquéis a la hora de decidir. Si esto es necesario para cualquier fiel cristiano, para los sacerdotes que guíen a las almas es imprescindible, porque un sacerdote que aconseje mal a un fiel, puede inducirlo a errores lamentables o caminos de perdición, de ahí, la necesidad de orar y de invocarme. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
El Santo Padre debe ser el hijo de Dios que más Me invoque y más ore, porque al ser Cabeza visible de
El Papa como hombre puede equivocarse y de hecho se equivoca, pero como Papa Yo le doy la luz necesaria para que sus decisiones (en materia de fe) sean acertadas. Pedid, hijos de Dios, porque se proclame el quinto dogma de María Santísima, pedidlo encarecidamente, pues cuando se proclame lloverá a