Los duelos de los entierros son hechos muy humanos. Humano es que los familiares lloren por el ser querido que ha fallecido. Pero cuando Yo, Padre Eterno, llamo a Mi Seno a un alma, es porque considero que esa hora es la mejor para el alma de retornar a Mí, de donde salió.
Hay que aceptar también en esto Mi Voluntad santa y sagrada y aceptarlo con plena confianza en Mis designios o Providencia, que todo lo dispone para el bien de cada alma. Porque Mis juicios serán a las almas en particular y, nada tendrá que ver en esos juicios, el dolor de los familiares o el amor que le tuvieron. Yo juzgaré al alma según sus acciones terrenales y su grado de fe en Mí. Y como Yo, Padre Eterno, tomo la decisión de llevarme a esa criatura, se Me debe dar gracias también por haber decidido retornarla a Mí, pues de Mis Manos salió y a Mí vuelve.
No puede un ser humano por santo o por fe que Me tenga, saber porque tomo la decisión de llevarme a una criatura, cuando aparentemente aquí en la tierra, parece que deshaga un hogar o deje hijos pequeños. No pueden las criaturas ver, ni discernir Mis planes divinos sobre las almas, pero cuando Yo, Padre Celestial, tomo esa decisión, es siempre buscando el bien del alma con miras a la vida eterna, mas que el bien con miras a la vida terrenal, pues los bienes materiales no son comparables con los bienes celestiales, y así, si decido llevarme a alguien a la otra vida, Mi decisión es por su bien, con mucha diferencia del bien -que puede parecer- que quedándose en el mundo iba a hacer.
Hijos, debéis confiar en Mi Divina Providencia, que constantemente cuida de vuestros intereses celestiales, porque de los materiales, ya os cuidáis vosotros, aunque a veces, lo hagáis mal o equivocadamente. Yo velo por el bien de vuestra alma que es inmortal, porque (velo) con miras a la vida eterna que vosotros no sabéis en que consiste, ya que no sabéis, que hay detrás de la muerte.
Yo llamo amorosamente al alma a Mi y lo hago mas por su bien concreto que por el bien de los familiares, porque esa alma concreta Me dará cuenta de todo y si Yo la veo en disposiciones de venir a Mi, la llamo, porque retenerla, pudiera suponer que no solo no crezca más en santidad o méritos, sino que retroceda y, no puedo permitir que un alma malogre su caudal espiritual que solo Yo conozco.
Hijos, ofreced por vuestros difuntos oraciones y actos de fe, esperanza y caridad, para que su purificación antes de entrar en Mi gloria, se acelere. Yo, Padre Celestial y Eterno, os hablo criaturas de Mis Entrañas. Paz a vosotros hijos Míos de buena voluntad.
Hay que aceptar también en esto Mi Voluntad santa y sagrada y aceptarlo con plena confianza en Mis designios o Providencia, que todo lo dispone para el bien de cada alma. Porque Mis juicios serán a las almas en particular y, nada tendrá que ver en esos juicios, el dolor de los familiares o el amor que le tuvieron. Yo juzgaré al alma según sus acciones terrenales y su grado de fe en Mí. Y como Yo, Padre Eterno, tomo la decisión de llevarme a esa criatura, se Me debe dar gracias también por haber decidido retornarla a Mí, pues de Mis Manos salió y a Mí vuelve.
No puede un ser humano por santo o por fe que Me tenga, saber porque tomo la decisión de llevarme a una criatura, cuando aparentemente aquí en la tierra, parece que deshaga un hogar o deje hijos pequeños. No pueden las criaturas ver, ni discernir Mis planes divinos sobre las almas, pero cuando Yo, Padre Celestial, tomo esa decisión, es siempre buscando el bien del alma con miras a la vida eterna, mas que el bien con miras a la vida terrenal, pues los bienes materiales no son comparables con los bienes celestiales, y así, si decido llevarme a alguien a la otra vida, Mi decisión es por su bien, con mucha diferencia del bien -que puede parecer- que quedándose en el mundo iba a hacer.
Hijos, debéis confiar en Mi Divina Providencia, que constantemente cuida de vuestros intereses celestiales, porque de los materiales, ya os cuidáis vosotros, aunque a veces, lo hagáis mal o equivocadamente. Yo velo por el bien de vuestra alma que es inmortal, porque (velo) con miras a la vida eterna que vosotros no sabéis en que consiste, ya que no sabéis, que hay detrás de la muerte.
Yo llamo amorosamente al alma a Mi y lo hago mas por su bien concreto que por el bien de los familiares, porque esa alma concreta Me dará cuenta de todo y si Yo la veo en disposiciones de venir a Mi, la llamo, porque retenerla, pudiera suponer que no solo no crezca más en santidad o méritos, sino que retroceda y, no puedo permitir que un alma malogre su caudal espiritual que solo Yo conozco.
Hijos, ofreced por vuestros difuntos oraciones y actos de fe, esperanza y caridad, para que su purificación antes de entrar en Mi gloria, se acelere. Yo, Padre Celestial y Eterno, os hablo criaturas de Mis Entrañas. Paz a vosotros hijos Míos de buena voluntad.