miércoles, 29 de octubre de 2008

Soportad pacientemente y sin exasperaros lo que os venga, porque en esa aceptación conformada, estará para muchos de vosotros la salvación eterna

Hija Mía, Soy Tu Madre Celestial que te habla y lo hago también para todo aquel que lea estos mensajes. Todos vosotros que leéis estos mensajes decís que son muy bellos y que os enseñan, pero lo que el Cielo quiere es que los pongáis en práctica, porque si no, es como si habláramos a las piedras.

Hijos Míos, cada día, tenéis más necesidad del auxilio del Cielo para ejercer vuestra vida espiritual y la vida natural, porque las situaciones en esta sociedad cada día se os van a poner más difíciles. Muchos de Mis hijos se están quedando sin trabajo y vuestra economía va descendiendo, y aún hijos Míos, pasareis cosas peores, por eso, os insistimos una y otra vez que acudáis a nosotros, Vuestra Familia Celestial, para que tengáis fuerzas y aliento y no perdáis la fe ante las situaciones tan críticas que vais a padecer, unos más, otros menos, pero todos padeceréis tribulaciones y penurias.

Hijos Míos, tenéis que ayudaros unos a otros en esos momentos de angustia que viviréis. Haced con vuestros semejantes lo que Yo haría en la misma situación. Primero pedid ayuda al Cielo, y después, poned de vuestra parte cuanto sea posible para ayudaros unos a otros. Ahora no sabéis bien de lo que os hablo pero muchos de vosotros recordareis este mensaje y otros que he dado por otras partes del mundo y los entenderéis, (en su momento)

No penséis (únicamente) en vosotros mismos y en vuestros seres queridos, pensad en vuestro prójimo, en el que tengáis al lado y prestadle vuestra ayuda, porque el Cielo no os negará ninguna gracia si para socorrer a otros se trata. Yo, María, Vuestra Celestial Madre, os habla.

Rezadme el rosario ahora y en el futuro, que nada os impida ofrecerme este rezo que está cargado de gracias y bendiciones. Y soportad pacientemente y sin exasperaros lo que a cada cual le venga, porque en esa aceptación conformada, estará para muchos de vosotros la salvación eterna. Yo, María, Vuestra Madre, os habla.

Uniros todos bajo el nombre de Jesús, Mi Divino Hijo, y por El y para El y en El, rezad juntos al Padre Eterno que todo lo puede. De vuestra fe y amor a Dios, dependerá que paséis satisfactoriamente las pruebas que os venga, y ellas mismas, os abrirán las puertas del Cielo. Yo, María Santísima, Vuestra Madre, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.