El gesto mas grande de amor hacia Dios es la adoración. Adorar es propio solo de Dios, a nadie más se le debe adoración. Pero la adoración debe ser digna, conscientes de a quien adoramos, conscientes de la infinita distancia que nos separa de la Divinidad. La Virgen adoraba como nadie.
Yo exijo que se Me de adoración, es propio Mío ser adorado y deseo que todos los pueblos y naciones, Me adoren. Quien Me adora Me esta dando lo que Me corresponde: a Dios lo que es de Dios…
Soy el Padre Eterno y hablo por medio de este instrumento. Os tengo que recordar siempre lo que debéis de hacer, porque como Padre Amoroso que Soy, nunca os dejo de enseñar, ni de deciros como deben ser vuestras composturas ante Mi, que Soy Dios Eterno.
Pero que pronto olvidáis la lección. Vuestros corazones pronto se llenan de inmundicia y os olvidáis de Mi, Creador Omnipotente. Adoráis ídolos de barro, que vuestra sociedad ha construido, y os volcáis en ellos con todas vuestras fuerzas, no viendo más allá de vuestros ojos terrenales. Cegáis los ojos del alma con esos ídolos de barro y a Mi no me veis, ni en la Creación, ni en la Providencia cotidiana, ni en vuestros corazones, que anhelan la felicidad que solo Yo, os puedo dar.
Cuando lo mas elemental que es darme adoración no lo hacéis, lo menos elemental ¿como lo vais a hacer bien? Si lo más grande lo omitís, ¿cómo vais a preocuparos de lo más pequeño? Si a Mí, que veo y escudriño todo Me ignoráis ¿cómo vais a ser leales a vuestros trabajos, matrimonios, familia y demás? Quien a Mi Me pone en Mi sitio, pone todo lo demás, porque Mi santo temor es también una virtud que evita hacer en otras cosas, lo que no se debe.
¡Hijos Míos! ¡Creación de Mis Entrañas! Adoradme como Me corresponde. Santificad los días de fiesta y descansad de vuestras cargas en ellos. Descansar de las cargas no es pasar el día en ocio, que lleva al pecado, sino desconectaros de ellas en ese día festivo, para santificarlo, dándome culto y fomentando los bienes espirituales, como lectura, visita a los enfermos o familiares, escribir etc.
El cuerpo no es un dios y vosotros criaturas Mías, lo habéis divinizado. Le dais culto como los israelitas le daban al becerro de oro. ¡Posponed vuestra actitud! Volved vuestra mirada a Mi, Padre Misericordioso y Eterno, que exige de Mi creación, adoración.
Paz a vosotros hijos de buena voluntad, no olvidéis mis leyes y así, Yo tampoco os olvidaré a vosotros. ¡PAZ!
Yo exijo que se Me de adoración, es propio Mío ser adorado y deseo que todos los pueblos y naciones, Me adoren. Quien Me adora Me esta dando lo que Me corresponde: a Dios lo que es de Dios…
Soy el Padre Eterno y hablo por medio de este instrumento. Os tengo que recordar siempre lo que debéis de hacer, porque como Padre Amoroso que Soy, nunca os dejo de enseñar, ni de deciros como deben ser vuestras composturas ante Mi, que Soy Dios Eterno.
Pero que pronto olvidáis la lección. Vuestros corazones pronto se llenan de inmundicia y os olvidáis de Mi, Creador Omnipotente. Adoráis ídolos de barro, que vuestra sociedad ha construido, y os volcáis en ellos con todas vuestras fuerzas, no viendo más allá de vuestros ojos terrenales. Cegáis los ojos del alma con esos ídolos de barro y a Mi no me veis, ni en la Creación, ni en la Providencia cotidiana, ni en vuestros corazones, que anhelan la felicidad que solo Yo, os puedo dar.
Cuando lo mas elemental que es darme adoración no lo hacéis, lo menos elemental ¿como lo vais a hacer bien? Si lo más grande lo omitís, ¿cómo vais a preocuparos de lo más pequeño? Si a Mí, que veo y escudriño todo Me ignoráis ¿cómo vais a ser leales a vuestros trabajos, matrimonios, familia y demás? Quien a Mi Me pone en Mi sitio, pone todo lo demás, porque Mi santo temor es también una virtud que evita hacer en otras cosas, lo que no se debe.
¡Hijos Míos! ¡Creación de Mis Entrañas! Adoradme como Me corresponde. Santificad los días de fiesta y descansad de vuestras cargas en ellos. Descansar de las cargas no es pasar el día en ocio, que lleva al pecado, sino desconectaros de ellas en ese día festivo, para santificarlo, dándome culto y fomentando los bienes espirituales, como lectura, visita a los enfermos o familiares, escribir etc.
El cuerpo no es un dios y vosotros criaturas Mías, lo habéis divinizado. Le dais culto como los israelitas le daban al becerro de oro. ¡Posponed vuestra actitud! Volved vuestra mirada a Mi, Padre Misericordioso y Eterno, que exige de Mi creación, adoración.
Paz a vosotros hijos de buena voluntad, no olvidéis mis leyes y así, Yo tampoco os olvidaré a vosotros. ¡PAZ!