Por sus frutos los conoceréis, dice el Señor. Hermanos míos, soy Santa Brígida de Suecia quien os habla, y lo hago con inmenso amor desde el Cielo. Me comunico con vosotros para deciros que esa frase evangélica os dará mucha luz sobre las personas y sacerdotes que tratéis, porque ciertamente, un árbol malo no puede dar frutos buenos y un árbol bueno nunca dará frutos malos.
Hermanos, los frutos son los del Espíritu Santo, y ellos, os deben de llevar a valorar si esas almas están en la línea de Dios o van por senderos erróneos. Yo, vuestra hermana celestial, os hablo.
Debéis acercaros a árboles buenos para que lo que os den sean frutos de santidad y no frutos del mundo, ni humanos, así pues hermanos queridos, analizad lo que os dicen vuestros confesores y pensadlo en el Sagrario, porque a veces un buen consejo puede no ser de Dios, si ese consejo, no tiende a elevar el alma a más alto nivel (de santidad) del que está.
Yo fui esposa y viuda y viví en estrecha unión con Cristo cuando mi esposo falleció. El Cielo también me escogió como instrumento, y de ahí, que mis escritos estén cargados de sabiduría celestial. Fui madre de ocho hijos y mi mayor preocupación era que mis hijos no se perdieran eternamente, como vosotros padres y madres, deseáis lo mismo de los vuestros. Pero Jesús, siempre oye la oración que se hace por la salvación de las almas, y según el fervor, fe y amor con que se haga, así será de efectiva.
Estáis en los últimos tiempos, tiempos de apostasía y desorden moral, vuestra vida interior debe ser más intensa y de más calidad, para que vosotros los elegidos, no quedéis confundidos, así que hermanos, uníos más a Nuestra Madre Celestial, Ella es toda bondad. Vuestra unión a Ella debe ser más estrecha y más de abandono en Su Inmaculado Corazón.
Todos los santos y santas del Cielo estamos a vuestro lado para ayudaros en esta gran batalla del bien contra el mal, pero sabed, que quien se pone del lado del Redentor, siempre vence, porque El es victoria y Satanás es ruina.
Por tanto, no os apartéis para nada de El, no os hagáis concesiones extras de placeres y diversiones terrenales, que vuestra austeridad sea mayor y mayor vuestra disciplina en las costumbres diarias, porque así, estaréis preparados para la gran prueba, que solo la vencerán, quien unido a Cristo Redentor eleve el estandarte del amor y de la fe. Yo, Santa Brígida de Suecia os hablo y os comunico, que mi apoyo lo tendréis siempre. La paz de Dios Altísimo, esté con todos vosotros.
Hermanos, los frutos son los del Espíritu Santo, y ellos, os deben de llevar a valorar si esas almas están en la línea de Dios o van por senderos erróneos. Yo, vuestra hermana celestial, os hablo.
Debéis acercaros a árboles buenos para que lo que os den sean frutos de santidad y no frutos del mundo, ni humanos, así pues hermanos queridos, analizad lo que os dicen vuestros confesores y pensadlo en el Sagrario, porque a veces un buen consejo puede no ser de Dios, si ese consejo, no tiende a elevar el alma a más alto nivel (de santidad) del que está.
Yo fui esposa y viuda y viví en estrecha unión con Cristo cuando mi esposo falleció. El Cielo también me escogió como instrumento, y de ahí, que mis escritos estén cargados de sabiduría celestial. Fui madre de ocho hijos y mi mayor preocupación era que mis hijos no se perdieran eternamente, como vosotros padres y madres, deseáis lo mismo de los vuestros. Pero Jesús, siempre oye la oración que se hace por la salvación de las almas, y según el fervor, fe y amor con que se haga, así será de efectiva.
Estáis en los últimos tiempos, tiempos de apostasía y desorden moral, vuestra vida interior debe ser más intensa y de más calidad, para que vosotros los elegidos, no quedéis confundidos, así que hermanos, uníos más a Nuestra Madre Celestial, Ella es toda bondad. Vuestra unión a Ella debe ser más estrecha y más de abandono en Su Inmaculado Corazón.
Todos los santos y santas del Cielo estamos a vuestro lado para ayudaros en esta gran batalla del bien contra el mal, pero sabed, que quien se pone del lado del Redentor, siempre vence, porque El es victoria y Satanás es ruina.
Por tanto, no os apartéis para nada de El, no os hagáis concesiones extras de placeres y diversiones terrenales, que vuestra austeridad sea mayor y mayor vuestra disciplina en las costumbres diarias, porque así, estaréis preparados para la gran prueba, que solo la vencerán, quien unido a Cristo Redentor eleve el estandarte del amor y de la fe. Yo, Santa Brígida de Suecia os hablo y os comunico, que mi apoyo lo tendréis siempre. La paz de Dios Altísimo, esté con todos vosotros.