viernes, 4 de enero de 2008

¡Dadme, dadme de beber!

¡Dadme, dadme de beber! ¡Dadme de beber!
Yo soy un Dios de Amor y busca amor por doquier.
Recorro el Planeta Tierra buscando almas
que Me amen enardecidamente.
¡Dadme de beber!
(Dictado 43)

Dictado del 4-1-08

Los santos son ciudadanos del Cielo. Allí en el Cielo no hay nadie malo, ni siquiera medianamente bueno, todos los que en el Cielo moran son ciudadanos celestiales, espíritus que han sido purificados. Unos ganaron el Cielo en el paso de esta vida, otros se arrepintieron en el último instante y entraron en la eternidad, para purificarse de todos sus pecados, faltas, acciones deleznables y omisiones. Nadie entra al Cielo sin haberse purificado, hasta el buen ladrón que le prometí el Paraíso, se purificó. Porque un instante en el Purgatorio puede purificar miles de pecados, tal es su intensidad purificadora.

Muchas son las almas que pasan por el Purgatorio, incluso santos, porque hay nimiedades, pequeñas faltas, palabras vanas, miradas indebidas y más cosas que deben purificarse en el Purgatorio, que mas que un lugar de tormento, debéis llamarlo de purificación, pues aunque allí hay penas que purifican, el gozo de sentirse salvados, eclipsa esas penas.

Vuestros sufragios ayudan mucho a las almas del Purgatorio y es en vosotros una gran obra de misericordia y a Mi, Jesús, Me agrada mucho quien reza por las ánimas del Purgatorio, porque es un acto de caridad muy grande y un acto de fe también grande, ya que sin ver, ni saber adonde irán a parar sus sufragios, los ofrecen por Mi Iglesia Purgante.

(Con los sufragios) os hacéis de un gran número de amigas celestiales, que después en su gloria, interceden por vosotros, sobre todo, por quienes le ayudaron en su purificación con sus sufragios. Mi Santa Madre ama mucho a las almas del Purgatorio y consigue de Mi Corazón Divino muchas y grandes gracias para ellas, gracias que ignoráis pero que en la otra vida las conoceréis.

Yo Soy un Dios de misericordia y amor, y si amo al pecador empedernido ¿cómo no iba a amar a Mi Iglesia Purgante que algún día formará parte de Mi Iglesia Triunfante? No se pierde ni una oración hecha por las almas del Purgatorio, incluso, si no se hace en las debidas disposiciones de fe y de amor. Tiene menos fuerza, pero Mi Madre la arregla con sus méritos inmensos.

Mi Madre mira complaciente al fiel cristiano que reza por las benditas almas del Purgatorio, porque a Ella que es la caridad misma, le complace que los fieles desde la tierra, ayuden a las almas que están pendientes de purificarse para entrar en la gloria, y vuestras oraciones, misas, sacrificios, rosarios y demás, les aceleran este proceso. No hay mejor don para un familiar querido o amigo que se os fue, que ofrecerle sufragios. Hay almas que nadie las recuerdan, ni nadie les reza, y que solo en las preces universales (de la Iglesia), reciben sufragios, pero Mi Santa Madre y Vuestra, administra los sufragios (hechos) por determinadas almas que ya no los necesitan, porque alcanzaron la gloria eterna.

Yo, Jesús, Vuestro Salvador y Redentor os hablo. Mi paz sea para vosotros por siempre jamás.