viernes, 20 de julio de 2007

¡Dadme de beber!


¡Tengo sed! ¡Dadme de beber!


Patrono de los párrocos

El santo cura de Ars San Juan Bautista María Vianney nació el 8 de mayo de 1786, en Dardillo, en las cercanías a Lyon (Francia). Fue ordenado sacerdote en 1815.
Ejerció como párroco de Ars en 1818, pequeña aldea francesa, donde permaneció por cuarenta y dos años hasta su muerte, en 1859. Esta aldea se ha convertido en lugar de peregrinación.

El 31 de mayo de 1925, fue canonizado por el Papa Pío XI, quien tres años más tarde, en 1928, lo nombró Patrono de los Párrocos. Su fiesta se celebra el día 4 de agosto.

Sacerdotes de Dios, no dejéis de acudir a este gran santo, en vuestras necesidades pastorales.

Dictado del 20-7-07

Un apóstol es alguien que debe darse sin miramiento en las cosas de Dios. Debe estar siempre disponible a hacer el bien y a ayudar a las almas en su camino hacia la eternidad.

Un apóstol se puede encontrar de todo. Almas retorcidas que no abandonan su punto de vista. Almas débiles que caen una y otra vez. Almas valerosas que desean dar la cara por Cristo y se prestan a toda clase de servicios y reivindicaciones, en fin, toda clase de almas.

Pero el apóstol siempre debe de contar con la ayuda de Dios y debe presentar sus intenciones a Dios y a su Santa Madre. Es una gran empresa trabajar en la edificación del Reino de Cristo, es una gran gracia que el Cielo otorga al alma que se hace apóstol.

Yo soy el Espíritu Divino de Dios, compañero inseparable de las almas apóstoles. Soy además imprescindible para el éxito y los frutos de cualquier apostolado. Yo soy enviado del Padre a toda persona que se pone bajo su servicio apostólicamente, para que el apostolado siga las directrices divinas y sea fecundo.

Si el espíritu del mal siempre esta al acecho para malograr cualquier obra que de gloria a Dios o confundirla, Yo, El Espíritu Divino, el Paráclito, debo velar incesantemente para que la obra que Dios inspira, sea protegida de engaños y errores que traerá el espíritu del mal.

La Liga (cadena) de sacerdotes, será una gran obra de Dios que perdurará por tiempos y tiempos, por eso, Yo ya estoy preparado para que esta obra que requiere el Padre, sea fecunda, eficaz y cumpla las directrices dispuestas por Dios, evitando con mi luz, el criterio humano personal o colectivo. Dando con mi sabiduría luces y entendimientos para su creación, fortaleciendo con mi don (de fortaleza) a sus integrantes, haciéndolos dóciles a Dios y valerosos ante el mundo.

Esa obra debe ser consagrada a Maria Santísima y puesta desde el inicio en sus manos, pues Ella velará cuan Madre Celosa, para que los ataques del Infierno, no la hundan. Todos sus integrantes deben ser consagrados a Maria Santísima -si no lo están- y toda la obra en general, debe ser ofrecida a Maria y consagrada a Ella.

Yo soy el Espíritu Divino del Padre y del Hijo, que me comunico por medio de este escrito y, os ofrezco mi eficaz ayuda, para lo que vais a emprender.

Alabado sea Dios en las Tres Divinas Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.