domingo, 26 de octubre de 2008

Dictado del 21-10-08

Soy el Espíritu Santo quién se dirige a ti, tu Me has invocado y Me has pedido alimento para las almas y Yo Espíritu de Dios, llevo dándote hace tiempo alimento para las almas, luz y sabiduría, para que ellas no caminen en tenebrosas oscuridades, pero ya ves hija de Dios, que las almas no quieren saber nada con la luz que Yo os doy y con la sabiduría de Dios. Yo, Espíritu Divino, os hablo.

Así ha pasado durante muchos años y tiempos atrás, y en los tiempos antes de Cristo. Yo, Espíritu Santo, hablaba por medio de Mis profetas pero el pueblo no quería oírles, ni mucho menos, creer lo que decían. El vicio, el placer, el egocentrismo, hacen que las almas no acepten lo que el Cielo dice, y así, ellos solos se hunden cada vez más en cenagosas oscuridades, y cada vez más, necesitan más gracias y más grandes para salir de su situación. Y como una y otra vez desperdician estas gracias, cada vez es más difícil que acepten Mi luz y Mi sabiduría. Yo, Espíritu Divino, os hablo.

Los grandes santos no nacieron santos, no se lo encontraron todo hecho, ellos escuchaban Mi voz muy bien por medio de libros santos, por medio de la Biblia, en especial la Palabra de Cristo, o en su interior. Quien rechaza Mi luz y Mi sabiduría, rechaza su salvación. Quien no quiere recibir Mis inspiraciones y Mis consejos, cierra la puerta de su corazón a la gracia de Dios, y ésta, es ineficaz en las almas que Me rechazan.

Queréis muchos de vosotros y vosotras salvaros por las oraciones de otras almas, pero sin poner absolutamente nada de vuestra parte. El mínimo esfuerzo os cuesta sobremanera, y así, cada día estáis más indolentes para las cosas de Dios. Quien se cierra a Dios herméticamente, morirá sin Dios, no porque Dios no se le acerque, sino porque él no deja que se le acerque y sofoca toda buena inspiración que Yo le doy, malogrando el principio de una conversión. Esto hijos de Dios, es gravísimo, no sabéis cuanto, y así la Inmaculada Virgen llora amargamente por sus muchos hijos e hijas que cierran las puertas de su corazón a Dios. Yo, Espíritu Divino, os hablo.

Os pido siempre oración por los pecadores, ahora os pido también penitencia, duras penitencias que lleguen al Corazón de Dios y las aplique a los muchos pecadores que viven sin Dios, y lo que es aún peor, que no quieren saber nada de El. Yo, Espíritu Divino, os hablo y os instruyo. La paz de Dios Altísimo este con todos vosotros.