El Amor Divino es el mayor don que una criatura pueda recibir. Quien ama a Dios tiene muy por debajo la estima de todas las demás cosas de la tierra. Nada desean ya por encima de este amor. Nada anhelan más que aumentar este amor y, temen perderlo por el pecado, o por un afecto desordenado hacia otra criatura. Las almas que aman a Dios son como ángeles en la tierra porque viven solo por y para El. Piensan en El, obran por El, se mueven con El, todos sus pensamientos y deseos solo son en torno a El. Dios les ayuda a que este deseo de no perder este amor, sea realidad.
Yo Soy el Espíritu de Dios Padre y (de) Dios Hijo. Mis enseñanzas son únicas. Nadie habla como Yo, porque enseño misterios celestiales que el mundo ignora. Los que Me poseen tienen muchas luces sobre las cosas del Cielo, pero aun así, sus luces son limitadas porque las cosas del Cielo, son muchas y muy extensas.
Las almas que Me poseen son verdaderos focos de luz para otras almas. Seglares o sacerdotes, da igual, Yo Me comunico en el alma que ama a Dios por encima de todas las cosas. Si leen un libro de espiritualidad lo entienden mejor que nadie. Ven (entienden) su contenido sin obstáculos, ni razones o criterios carnales o humanos. Su mirada para las cosas de Dios es de gran alcance. Entienden y ven Mis misterios con gran diferencia, de personas que viven con espíritus mundanos. Son buenas y sabias consejeras, porque poseen Mi don de consejo. Saben explicar las cosas de Dios con ejemplos adecuados para que otras almas las entiendan, son instrumentos del bien, allá donde estén.
Estas almas que Me poseen son como rosas entre espinas. Las espinas son las almas de espíritus mundanos. Quieren esas espinas pincharlas (llevarlas a su terreno), pero ellas no se dejan, guardan y protegen celosamente el don que han recibido, que es el amor a Dios.
Y por ese amor nada les importa perder o ganar. No sufren por pruebas que les vendrán, porque todo es poco para ellas padecer, con tal de no perder este don del Amor Divino. Es la perla que han encontrado y lo han vendido todo por ella (Mt 13,45-46). Ya no tienen gusto por nada fuera de Dios y a veces se les hace muy cuesta arriba, tener que estar condicionadas a las cosas terrenales, pues sus espíritus solo desean volar y volar hacia las alturas celestiales.
Yo doto a esas almas de Mi Sabiduría, y les doy el don de la perseverancia cuando las veo que ponen de su parte, todo. Yo las bendigo con Mis dones y frutos y secundo con Mi acción sus deseos santos, de no querer otra cosa que el amor a Dios, por encima de todo. El primer mandamiento lo cumplen a la perfección, es como un lema en ellas, porque jamás anteponen nada, al amor de Dios. Esas almas dan gran gloria a Dios, Santísima Trinidad. Son el consuelo de Dios Padre y de Dios Hijo. Tienen gran poder de intercesión porque Yo vivo en ellas, y hasta en sus familias son personas poderosas que obran el bien, solo con su presencia.
Aspirad almas queridas a los bienes celestiales, ya no gustareis de nada de este mundo cuando gustéis de ellos. Yo busco almas, espíritus donde morar para dotar con Mis dones, a esos espíritus. ¡Paz a vosotros!