domingo, 29 de julio de 2007

Dictado del 28-7-07

El ideal de cada persona es poseer un hogar confortable, lujoso, cómodo y amplio. Son muchos los que desean en su vida poseer esto, incluso se conformarían con menos. Han nacido para tener como meta un hogar confortable y, cuando lo consiguen, piensan en mejorarlo, en ponerlo mas cómodo, mas confortable.

Es lamentable que sus vidas que están destinadas a la eternidad, la dediquen solo a eso, a tener un hogar, cuando las moradas del Cielo son moradas cargadas de bienes y dichas inimaginables. ¡Cambian lo celestial por lo terrenal! Pasan sudores y penurias para pagar sus hipotecas y, no escatiman esfuerzo alguno por ese piso o casa que hacen las delicias de su vida. Pero no piensan mas allá, se quedan atrapados en ideales terrenales, efímeros, perecederos y, no traspasan las fronteras de lo material para llegar a las fronteras de lo sobrenatural y espiritual.

Yo Soy el Espíritu Divino de Dios, del Padre y del Hijo. Maestro de las almas, a quienes no niego mis dones, si me los piden y ponen de su parte, lo que deben de poner. Yo instruyo a los espíritus de las criaturas para que vayan por caminos rectos de salvación, para que el Tentador no los engañe, ofreciéndoles vanidades o cosas terrenales que Yo Mismo, las daría, si buscaran la gloria de Dios.

Quien vive en la justicia de Dios, tendrá el hogar que necesita, tendrá trabajo, tendrá todo lo necesario para vivir con dignidad y aun cuando le llegue los días de prueba, tendrá las fuerzas necesarias para superarla. Pero cuando la mezquindad de la criatura cambia las cosas celestiales por las terrenales, Yo, Espíritu Santo, lamento que Mi labor en las criaturas, haya sido obstaculizada por deseos terrenales y efímeros. Es digno que se desee tener una vivienda y se ponga los medios a su alcance, pero no es digno que todas las fuerzas, tiempo y valores, se empleen solo en este deseo.

Dad a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar. ¡Dad culto a Dios! ¡Adoradlo! ¡Glorificadlo! No le neguéis lo que es Suyo, lo que por ser Dios le corresponde y El, que es Bondad Infinita, a vosotros criaturas limitadas y débiles, os dará todo lo que necesitéis para vivir con dignidad, vosotros y vuestra familia.

¡Predicad sacerdotes el Evangelio de Cristo! Todo lo que digo por medio de este instrumento, está en el Evangelio. Predicadlo tal y como El lo enseñó. Mis almas se pierden porque no sabéis guiarlas, no las orientáis adecuadamente. Llevadlas a la oración, a los sacramentos, a la Eucaristía, no perdonéis los pecados (en la confesión) de cualquier forma. Tomaros interés en la salud de sus almas, algunas bien enflaquecidas por falta de instrucción y orientación. Dad de comer a mis criaturas, dadle el alimento divino (1) que trajo Cristo. No ocultéis sus palabras, sus enseñanzas. Sus verdades no las transforméis ni las hagáis tan flojas que no digan nada.

¡Ay sacerdotes Míos! ¡Cuánto vais a tener que pagar por vuestra negligencia y mediocridad! Pedid que recen por vosotros, pedid oraciones a los fieles, porque vais a tener que dar estrecha cuenta a Dios.

(1) El Evangelio

Dictado del 27-7-07

¡DEUS CARITAS EST!

¡Dios es Amor! A Dios lo ven muchos fieles como algo tenebroso y duro. Como un Ser exigente que reclama sus derechos o nos castiga. Por eso, San Juan nos dice que Dios es Amor (1). Quiere desde el principio enseñarnos que Dios es ante todo Amor, Caridad Divina y, esto no lo debemos de olvidar, mucho menos, el pecador que cae una y otra vez.

Yo soy Jesús, Hijo del Altísimo y vine a la tierra a enseñaros esta lección: que Dios es Amor. Vine a mostraros el Rostro de Mi Padre y, a enseñaros a llamarlo Padre, vosotros también.

Pero para entender que Dios es Amor y que es Padre, hay que vivir en las cosas espirituales y, Mi Santo Espíritu, os lo dará a conocer. Muchos de vosotros sabéis y creéis que Dios es Amor, porque algo habéis vislumbrado en vuestra experiencia espiritual, pero no alcanzáis a saber la grandeza e inmensidad, de este calificativo en Mi Padre. Ni siquiera muchos santos que hoy están en los altares, llegaron a vislumbrar en toda sus dimensión, esta gran verdad.

¡Dios es Amor! ¡Mi Padre es Amor y Yo Soy Amor! ¡Mi Espíritu es Amor! Las Tres Divinas Personas somos Amor.

Todo amor verdadero y no egoísta, mana de Nuestro Amor. El amor de una madre es reflejo de Nuestro Amor. El amor de dos esposos, es reflejo de Nuestro Amor. El amor de los hijos para con sus padres, es reflejo de Nuestro Amor. Yo Soy Amor y bien que os lo demostré. Pero ni siquiera mis apóstoles entendieron bien que toda Mi Pasión, era amor, amor hacia las criaturas y la humanidad caída.

Amor Mío, pero también, amor de Mi Padre Eterno. Más adelante cuando vino Mi Paráclito entendieron muchas cosas que hasta entonces les estaba veladas y, también vislumbraron y vieron el Amor Divino que se les manifestó por Mi Encarnación. Esto es un misterio de mucha meditación, porque si se meditara en este gran e inmenso amor, muchos Me correspondieran, muchos no Me temerían tanto y, muchos no Me odiarían.

Proclamad hijos míos que leéis estos escritos, que Yo, Jesús de Nazaret, Soy Amor, como mi Evangelista lo proclamó en su Evangelio. ¡Dios es Amor! Las Tres Divinas Personas Somos Amor.

(1) 1 Jn 4, 8