Grandes y generosos son los hombres que por amor a Dios emplean su tiempo, sus fuerzas y sus bienes, Yo Jesús os hablo. Soy Jesús el Redentor del Mundo, Vuestro Redentor. Soy el Ser más grande que ha existido y existirá en la historia de la humanidad. Yo lo di todo, Mi tiempo, todas Mis fuerzas, todo Mi amor, todo Mi rango para redimiros y salvaros de la condenación eterna.
Hijos Míos, deseo que vosotros que decís que Me amáis lo hagáis con más ardor y Me demostréis en todos los campos vuestro amor. No os de pereza cuando de servirme se trata, ni seáis parcos en emplear vuestros bienes, casas, dinero, u otros, para servirme. Porque, aunque tengo derecho a todo lo vuestro, pago muy bien vuestro desprendimiento, y Soy tan bondadoso, que pago con creces vuestra generosidad.
Cuando acudís a Mi Santa Madre y le pedís cosas, lo hacéis con gran esmero y, deseáis que Mi Madre os conceda lo que le pedís. Pero sois pocos los que empleáis vuestro tiempo, vuestro amor, vuestras fuerzas en Mis intereses, por eso, os pido que seáis siervos íntegros que pongáis a Mi servicio todo lo que tenéis y que Yo os he dado, sin reservaros nada, porque tengo necesidad de almas desprendidas, de hombres y mujeres que sepan donar y hacerlo con generosidad y sin miramiento de lo que donan por Mi causa, porque todo lo que hagáis por Mí, no quedará sin paga y Yo no pago de acuerdo a lo que se dona, sino que Mi paga es mucho mayor de que lo que vosotros dais.
Pero hijos sed santos donadores de vosotros mismos y de vuestras cosas, porque un apóstol Mío que se reserva algo no es un apóstol muy digno de Mi. Yo deseo almas generosas que den el cien por cien y confíen en Mi Divina Providencia, Yo Jesús, os hablo.
Ayudad a Mis sacerdotes y hacedlo desinteresadamente, si a ellos los socorréis Me estáis socorriendo a Mi. Sí hijos Míos, es a Mi a quien socorréis y Yo os lo tendré en cuenta y os daré paga de quien socorre a un Dios, Yo, Jesús, os hablo. Un sacerdote es alguien especial escogido por Mí, ellos os suministran los sacramentos, y a través de ellos, el pan y el vino se transforman en Mi Divino Cuerpo. Sin ellos, no recibiríais los sacramentos, por tanto, tratadlos según su dignidad y no los juzguéis, porque los juicios de cada uno Yo Me los reservo. Yo, Jesús, Vuestro Redentor y Vuestro Hermano, os hablo.
La familia que acoja a un sacerdote y lo reciba como si Me recibiera a Mí, tendrá paga de haber recibido a Su Redentor, porque todo lo que hagáis por cada uno de vosotros es como si lo hicierais por Mí, pero en el caso de los sacerdotes que Me representan, esto es con más razón. Así pues hijos Míos, acoged a Mis hijos y siervos sacerdotes y tratadlos adecuadamente, con delicadeza, con afecto, con entrega, porque así es como ellos deben tratar Mi Sagrado Cuerpo y así vosotros debéis tratar a Mis sacerdotes cuando los acojáis en vuestros hogares. Yo Jesús, os hablo.
Hijos Míos, deseo que vosotros que decís que Me amáis lo hagáis con más ardor y Me demostréis en todos los campos vuestro amor. No os de pereza cuando de servirme se trata, ni seáis parcos en emplear vuestros bienes, casas, dinero, u otros, para servirme. Porque, aunque tengo derecho a todo lo vuestro, pago muy bien vuestro desprendimiento, y Soy tan bondadoso, que pago con creces vuestra generosidad.
Cuando acudís a Mi Santa Madre y le pedís cosas, lo hacéis con gran esmero y, deseáis que Mi Madre os conceda lo que le pedís. Pero sois pocos los que empleáis vuestro tiempo, vuestro amor, vuestras fuerzas en Mis intereses, por eso, os pido que seáis siervos íntegros que pongáis a Mi servicio todo lo que tenéis y que Yo os he dado, sin reservaros nada, porque tengo necesidad de almas desprendidas, de hombres y mujeres que sepan donar y hacerlo con generosidad y sin miramiento de lo que donan por Mi causa, porque todo lo que hagáis por Mí, no quedará sin paga y Yo no pago de acuerdo a lo que se dona, sino que Mi paga es mucho mayor de que lo que vosotros dais.
Pero hijos sed santos donadores de vosotros mismos y de vuestras cosas, porque un apóstol Mío que se reserva algo no es un apóstol muy digno de Mi. Yo deseo almas generosas que den el cien por cien y confíen en Mi Divina Providencia, Yo Jesús, os hablo.
Ayudad a Mis sacerdotes y hacedlo desinteresadamente, si a ellos los socorréis Me estáis socorriendo a Mi. Sí hijos Míos, es a Mi a quien socorréis y Yo os lo tendré en cuenta y os daré paga de quien socorre a un Dios, Yo, Jesús, os hablo. Un sacerdote es alguien especial escogido por Mí, ellos os suministran los sacramentos, y a través de ellos, el pan y el vino se transforman en Mi Divino Cuerpo. Sin ellos, no recibiríais los sacramentos, por tanto, tratadlos según su dignidad y no los juzguéis, porque los juicios de cada uno Yo Me los reservo. Yo, Jesús, Vuestro Redentor y Vuestro Hermano, os hablo.
La familia que acoja a un sacerdote y lo reciba como si Me recibiera a Mí, tendrá paga de haber recibido a Su Redentor, porque todo lo que hagáis por cada uno de vosotros es como si lo hicierais por Mí, pero en el caso de los sacerdotes que Me representan, esto es con más razón. Así pues hijos Míos, acoged a Mis hijos y siervos sacerdotes y tratadlos adecuadamente, con delicadeza, con afecto, con entrega, porque así es como ellos deben tratar Mi Sagrado Cuerpo y así vosotros debéis tratar a Mis sacerdotes cuando los acojáis en vuestros hogares. Yo Jesús, os hablo.