martes, 18 de agosto de 2009

Dictado 13-8-09


Un hijo de Dios debe ser reflejo de su Padre. Debe ser un hijo que honre a su Padre, porque hay un mandamiento que dice honrarás a tu padre y a tu madre.


Los hijos de Dios deben ser hermanos entre ellos y velar por sus necesidades con oraciones y sacrificios. Un hijo que honra a su padre y lo ama por encima de todas las cosas, consigue de su padre todo lo que necesite y todo lo que le pidiere, por cuanto que siendo buen hijo, tiene a su padre siempre contento y sin darle ninguna clase de disgusto.


Esto que os sucede a vosotros en el plano biológico, también sucede en el plano espiritual, porque cuando un hijo es como su Padre desea y cuando ese hijo obedece en todo a su Padre, el Padre se mirará en él y no le negará nada, solo aquello que no sea para su bien. Yo, Jesús, os hablo. Yo fui un Hijo que hice en todo momento la voluntad de Mi Padre y no rebatí para nada si lo que Me pedía era de Mi gusto o no, pues vine para hacer en todo momento la voluntad de Mi Amado Padre y hacerla a Su manera y no a la Mía.


Vosotros, hijos Míos, hermanos de Mi Divino Corazón, debéis hacer lo mismo y desenvolveros haciendo siempre la voluntad de Vuestro Padre Celestial, que es quien sabe mejor que nadie lo que os conviene. Hacer no solo Su voluntad sino hacerla a su estilo y según El disponga, porque no se trata de obedecerle, sino de hacerlo, según El disponga las situaciones y pruebas de la vida. El no os negará las gracias necesarias para el cumplimiento de Su voluntad. El os dará todo lo necesario para emprenderla, y veréis, como cumplir Sus designios os es mucho más fácil que vivir sin cumplirlos, porque la gracia de Dios para vuestros deberes o designios, es una poderosa arma que os da y que nunca os faltará, ya que entonces, El no seria un buen Padre para vosotros. Yo, Jesús, os hablo.


A quienes tengan en sus vidas pruebas más duras que otros hermanos, hijos, Mi Padre y Vuestro Padre os dará la gracia según la necesidad de vuestras pruebas o designios. A quien El le pida como diez, le dará la gracia como diez, a quien le pida como uno, la dará la gracia como uno, por tanto, no tenéis que temer para nada las misiones que se os encomienden, porque todos tendréis abundancia de gracias para llevarlas a cabo. Yo, Jesús, os hablo.


Tomadme a Mí como ejemplo, y ved en Mí, la gran obra de Mi Padre Celestial que padecí como nadie en la tierra y llegué al final de Mi misión, porque tuve la gracia de Mi Padre Eterno. El no será diferente con vosotros y no os negará la gracia, porque sabe de vuestra flaqueza y debilidad, y está obligado, a supliros con Su gracia divina, así pues hijos, Yo os lo digo, no temáis nada en este mundo, ni pruebas, ni misiones, ni enfermedades, ni sufrimiento alguno, porque para todo ello tendréis en abundancia la gracia de Dios Padre Misericordioso. Yo, Jesús, Vuestro Hermano, os hablo y os bendigo.