viernes, 24 de agosto de 2007

Amarás a Dios sobre todas las cosas


No Me veis ni en la Creación, ni en la Providencia cotidiana, ni en vuestros corazones, que anhelan la felicidad que solo Yo, os puedo dar.


Dictado del 24-8-07

Yo, Dios Todopoderoso, miro a la Humanidad perdida. Por donde miro hallo inmenso mal, pecado, abominaciones, apostasía, infidelidades de Mis ministros, odios, guerras, penas, dolor, explotación y mal por doquier. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer con esta Humanidad pervertida y pecadora? ¿Debo hacer lo que hice con Sodoma y Gomorra? ¿Cuántos Noes (1) voy a encontrar para salvarlos?

Pido adoración, reparación, entrega, amor ¿y que me dan? migajas con las que pretenden engañarme, el resto de los días y tiempo lo emplean mis criaturas, en ellas mismas y sus intereses. ¿Quién Me ofrece horas de adoración? ¿Quién Me ofrece autentica reparación? Yo Soy un Dios Justo y por tanto, debería aniquilar esta creación pecadora que mancha y blasfema mi Santo Nombre.

Pero no, no aniquilaré a esta creación pecadora porque Soy un Dios de Misericordia, lento a la cólera y rico en clemencia. Y por Mi Divino Hijo que tanto padeció para glorificarme, Yo, Dios Eterno, tengo paciencia infinita con esta Humanidad pecadora y pervertida.
Yo Soy un Dios de Amor y Mi Amor salva a las almas de castigos y penurias y si bien azoto a veces a esta Humanidad pervertida con catástrofes, es para recordarles que Soy un Dios cuya Justicia es infinita y para llamarlos a la conversión.

Por las pocas oraciones de almas pequeñas por todo el mundo, Yo, Dios de Misericordia, detengo Mi Brazo vengador y Me aplaco, por el sufrimiento e inmolación que padeció Mi Hijo, que os envié para salvaros.

¡Almas pequeñas! Almas que no sois nada en la sociedad, vuestros rezos y suplicas aplacan Mi ira, y por esas oraciones continuas que Me hacéis desde todos los lugares del mundo, a través de Mi Hija Maria (2), Yo, Dios Eterno, Me aplaco y espero vuestra conversión con los brazos abiertos, para recibiros como al hijo prodigo y llenaros de bienes.

No quiero castigaros, quiero daros bienes, gracias bendiciones. No quiero dar castigos, ni males, ni catástrofes, pero tengo que llamar vuestra atención para que volváis a Mí, que os creó. Lo que hagáis por Mi Unigénito, lo hacéis por Mi. El amor que a El le tengáis, es como si Me lo tuvierais a Mí. Amadlo a El que os redimió y os trajo tantos bienes a la tierra. Amadlo, adoradlo y glorificadlo, es Mi Hijo Unigénito, Vuestro Redentor.

Yo, Padre Eterno, hago un llamamiento a la Humanidad a la conversión. Os pido que pospongáis vuestra actitud y vengáis a Mí con arrepentimiento y cambio de costumbres, Yo os otorgare Mi Bendición, para vuestros buenos propósitos.

(1) Noé se salvo del Diluvio Universal que tambien fue un castigo divino.
(2) Se refiere a la Virgen.