miércoles, 27 de agosto de 2008

Dictado 24-8-08

Son necias, muy necias aquellas almas que sabiendo y teniendo conciencia de que están en peligro de condenación eterna, no posponen su actitud, y se mantienen así, sin hacer ni siquiera lo más mínimo para salir de esta situación. Son necias y (son) millares de almas que así viven.

A nadie se le ocurriría montarse en un auto que se supiera de antemano que está en peligro de tener una avería o un accidente. Nadie temerariamente montaría en un autocar que se supiera de cierto que se estrellaría, y sin embargo, vosotros hijos de Dios, vais metidos en un cuerpo que sabéis muchos de vosotros que por vuestras malas y pecaminosas acciones, puede ser pasto del infierno y reo de condenación eterna.

La muerte hijos de Dios, no tiene fecha fija. Viene en cualquier momento o edad, sin avisar, y vosotros, vivís tan tranquilos sabiendo que podéis condenaros eternamente. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Pedidme la gracia de la conversión porque nada deseo más que otorgárosla. Esa petición Me satisface mucho y trato de atenderla lo antes posible, pero ved, que también tenéis que poner de vuestra parte lo que a vosotros concierne. Tenéis que estar a bien con amistades o familiares con los que no os habláis, dad el primer paso, sin necesidad de extremar. Una llamada, un detalle, todo servirá para arreglar la situación de alejamiento y resentimiento.

Id a la confesión sacramental, allí Cristo os espera en la persona del sacerdote, antes pedid ayuda a la Madre Santísima y Ella os ayudará también. Hijos de Dios, nada importa (tanto) en esta vida como la salvación del alma, lo demás es efímero y perecedero: fama, dinero, honores, reconocimientos, todo eso dura poco, por eso hijos de Dios, id a la confesión y no tardéis en hacerlo. Yo, Espíritu Divino, os hablo y os ofrezco Mi santa ayuda para ello. La paz del Señor esté siempre con vosotros.

Ya está cerca, hijos Míos, en que separaré el trigo de la cizaña

Sí, hijos Míos, sí, vuestra alma debe de estar radiante, limpia de toda podredumbre porque Yo, el Hijo de Dios, pronto iré a visitaros. Tened todo preparado, pero sobre todo tened preparadas vuestras almas, porque Yo, veo las almas y veo quién se ha preparado y quién no.

Ahora es cuando tenéis que preocuparos de prepararos y no después. Ahora es cuando debéis de arrojar de vuestras vidas el pecado, hacer intención de no volver a pecar. Ahora es cuando debéis pedir perdón a esos familiares con los que no os habláis. Ahora es tiempo de escoger Mis caminos, caminos de salvación, o escoger caminos de perdición eterna. No dejéis para más tarde vuestra conversión y buscad santos sacerdotes que os ayuden a hacer una gran confesión. Yo, Jesús, el Hijo de Dios, os hablo.

Ya está cerca, hijos Míos, en que separaré el trigo de la cizaña, ya está cerca la hora de la siega, y es hora de estar afiliados en Mis Milicias, las Milicias del Hijo de Dios Altísimo. Ya están Mis ángeles esperando una orden Mía para actuar, de ahí, que todos nuestros comunicados son mensajes apremiantes, urgentes a la conversión y a la vida de la gracia.

Ahí tenéis a Vuestra Madre dispuesta a deshacerse de amor por todos y cada uno de vosotros. Rogadle, invocadle, rezadle, Ella está deseosa de que acudáis a Sus pies a pedirle toda clase de ayuda espiritual. Quien se acoge a Mi Santa Madre, no quedará defraudado. Así pues, hijos Míos, hermanos de Mi Divino Corazón, enmendad vuestras vidas, sed cristianos verdaderos Míos, no demoréis por más tiempo vuestra amistad Conmigo, e id a lavar vuestros pecados de acción y de omisión en el Sacramento de la Penitencia que Yo instituí, y que parece, que no os queréis enterar. Yo, Jesús, os hablo.

Mi enemigo mortal, el enemigo de vuestra salvación eterna, está al acecho de cualquier paso bueno que deis para quitaros las ganas. Él no desea que confeséis, ni limpiéis vuestras almas, así os tiene más atrapados y no está dispuesto a soltaros. Hijos, no cambiéis el amor ardiente de Mi Madre hacia vosotros, por las insidias y sugerencias de Satanás, porque podéis lamentarlo eternamente.

Rezad hijos Míos varias veces al día el Credo meditándolo, haced actos de fe, de amor a Mí y a Mi Madre y de esperanza. Yo, Jesús, Vuestro Salvador, Vuestro Dios y Señor, os hablo.