sábado, 8 de agosto de 2009

Dictado del 2-8-09

Y todo aquel que deja padre, madre, hermano o hermana, hijo, hija, por Mi causa, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Yo, Jesús, os hablo (Mc 10, 29-30)


Hijos Míos que leéis estos mensajes, Soy Yo quien os habla por medio de este instrumento, y os aseguro, que al hacerlo pienso en todos vosotros que leéis los mensajes, los propagáis y los ponéis en práctica. Me agrada sobremanera que los mensajes los deis a conocer, pues más de uno ha surtido en las almas un gran efecto, produciendo un auténtico cambio de vida, una auténtica conversión, ya sabéis que Yo Me valgo de todo para atraer un alma a Mi Divino Corazón, por eso, cuando vosotros dais los mensajes y los propagáis, estáis también haciendo una gran obra de apostolado, porque Yo Me valdré de ellos para que las almas reflexionen y se planteen un cambio de vida, en el cual no les faltará Mi divina gracia.


También en los sacerdotes surten efectos estos mensajes, pues más de uno se ha sentido escoria al verse reflejado en Mis quejas, pero Yo que Soy infinita misericordia, no deseo que se sientan mal sino que cambien de vida, para que con Mi divina gracia, llenarle de bendiciones y ayudarle a llegar a la meta definitiva que es la vida eterna.

Hijos Míos, cuando deis estos mensajes invocad a Mi Santo Espíritu, para que quienes lo reciben, tenga luz para comprenderlos y ponerlos en práctica, y pedid también ayuda a Mi Santa Madre, para que Ella prepare el alma donde caigan estos mensajes, para recibir la luz de Mi Santo Espíritu, como preparó Mi pesebre antes de Yo nacer. Ella es única en estas labores. Ella es imprescindible en la preparación del alma, para que la semilla del Espíritu Santo, caiga en buena tierra. Contad con Ella, pedidle que os ayude, y veréis como todo sale según Mi divina voluntad. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, pedid por el instrumento que recibe estos mensajes, para que salga airoso de las batallas que tendrá que librar, no os olvidéis de él, pues es necesario que le alcancen vuestras oraciones ya que el demonio intentará hundirlo. Yo, Jesús, Vuestro Hermano, Vuestro Salvador, os hablo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.