lunes, 21 de abril de 2008

Soy el Santo, el Unigénito

El Rey es el que manda. Yo Soy Rey y Soberano único en el Universo, pero no mando en Mis súbditos porque no Me obedecen. Mis súbditos pasan de Mí y se mofan. Se ríen de Mis cosas y Evangelio que toman a broma y simbolismos. Yo tengo un cúmulo de gracias inmensas para otorgar a ellos PERO NO PUEDO HACERLO POR FALTA DE FE Y AMOR. (1)

Quiero dar y no puedo, no Me abren sus puertas, se cierran a Mí herméticamente, porque se mofan de Mis dones. Soy un Dios justo pero en Mi es mayor Mi Misericordia que Mi Justicia (2) porque Me aplaco por amor a ellos y sus limitaciones.

Soy el Santo, el Unigénito, el Hijo de Maria y José y deseo que Mi voz sea oída. Hablo a los sacerdotes, Mis ministros, a los que mas que nadie deben practicar Mis leyes y normas. Ellos deberían ser el Evangelio viviente y son muchos, ejemplos del mal. No los llamé al sacerdocio para perder a las almas, los llamé para guiarlas hacia Mí, pero no se molestan, son cómodos y perezosos y carecen de celo apostólico total.

Ya no se da la Unción de Enfermos, incluso les molesta que los llamen para estas cosas. Ellos no creen y no desean que los que creen, los reclamen. Cada día menos se ponen al servicio de los Sacramentos y cuando lo hacen, lo hacen de forma indigna en muchos casos, sin estola, sin la vestimenta sacerdotal, sin la invocación a mi Espiritu.

No saldréis airosos generación sin fe, ni amor, guiadores ciegos y corruptos, hijos muchos de Satanás. Os pido de beber y en vez de darme agua, Me dais amarga hiel y muchos Me escupís al Rostro. Vuestra prepotencia y soberbia os asfixian en podredumbre, os bañan en estiércol, el estiércol de vuestros pecados, algunos con doble vida, manteniéndose en la vocación (sacerdocio) por la remuneración económica, pero no por fe, ni por amor, ni por verdadera vocación.

Otros hay humildes, ya ancianos, que hacen el consuelo de Mi Corazón y de Mi Madre. Yo hablo para todos sin excepción, Me dirijo a todos y el que tenga oídos para oír, que oiga.



(1) Esas palabras se ponen solas en mayúsculas.
(2) Los dos atributos son en grado infinito. Él Señor primero emplea su Misericordia sobre el pecador esperando que dé frutos de conversión, pero si ésta no llega, utilizará el rigor de su Justicia sobre quien haya rechazado su Misericordia.