Nunca se debe decir “eso yo no lo haré." Nunca. Pues la persona que se crea más santa, más preparada, más entregada puede caer en picado y perder hasta la fe, Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Los hijos de Dios pueden también llegar a ser hijos de Satanás si no cuidan su vida espiritual y, cuidan de su alma como cuidan de su cuerpo. Cuantas atenciones dedicáis a vuestro cuerpo, como lo laváis, como hacéis ejercicios para que esté en forma, como lo alimentáis y le dais vitaminas y minerales cuando tenéis déficit, pero no hacéis lo mismo con el alma, que no solo basta con evitar el pecado, sino también, hay que aumentar la gracia santificante por medio de los sacramentos, nutrirla con buenas lecturas, y darle luz por medio de la oración, Yo Espíritu Divino, os hablo.
Hay personas en el infierno que solamente están por un solo pecado mortal, del cual, no quisieron arrepentirse por respetos humanos o vergüenza ante el confesionario. Hijos de Dios, no creáis que no podéis traicionar a Cristo, no lo creáis, porque cualquiera de vosotros podéis hacerlo de tal forma que no os deis ni cuenta.
Tened cuidado con los pecados de omisión, tened mucho cuidado. Sabéis que vuestros hijos andan por sendas de perdición y no lo evitáis, ni siquiera, les dais buenos consejos, por eso, tened cuidado y no creáis que no seréis Iscariotes, porque quien sabe que su hijo o su hija anda por malos caminos y no hace nada por evitarlo, está secundando su mala acción, y eso, es condenable a los ojos de Dios Todopoderoso.
No seáis anchos para las conductas de vuestros hijos y juzguéis solo a los de fuera, vosotros tenéis que tener muy claros los conceptos de Dios y darlos a conocer a los de vuestras casas. Es cierto que es muy costoso decir a los vuestros que obran mal, pero pedidme a Mi, Espíritu de la Verdad y Espíritu de Consejo Mi gracia y Yo no os la negaré.
Por tanto, hijos de Dios, no os creáis mejores que nadie, porque recordad que el Apóstol Pedro renegó de Jesús y era un hombre que lo amaba de todo corazón, así pues, pedidme todos los días la perseverancia final para vosotros y vuestros seres queridos, pedid la conversión de ellos, y Yo que deseo ayudaros con Mi poder santificador, no os negaré aquello bueno que Me pidáis para las almas y para gloria de Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Hay personas en el infierno que solamente están por un solo pecado mortal, del cual, no quisieron arrepentirse por respetos humanos o vergüenza ante el confesionario. Hijos de Dios, no creáis que no podéis traicionar a Cristo, no lo creáis, porque cualquiera de vosotros podéis hacerlo de tal forma que no os deis ni cuenta.
Tened cuidado con los pecados de omisión, tened mucho cuidado. Sabéis que vuestros hijos andan por sendas de perdición y no lo evitáis, ni siquiera, les dais buenos consejos, por eso, tened cuidado y no creáis que no seréis Iscariotes, porque quien sabe que su hijo o su hija anda por malos caminos y no hace nada por evitarlo, está secundando su mala acción, y eso, es condenable a los ojos de Dios Todopoderoso.
No seáis anchos para las conductas de vuestros hijos y juzguéis solo a los de fuera, vosotros tenéis que tener muy claros los conceptos de Dios y darlos a conocer a los de vuestras casas. Es cierto que es muy costoso decir a los vuestros que obran mal, pero pedidme a Mi, Espíritu de la Verdad y Espíritu de Consejo Mi gracia y Yo no os la negaré.
Por tanto, hijos de Dios, no os creáis mejores que nadie, porque recordad que el Apóstol Pedro renegó de Jesús y era un hombre que lo amaba de todo corazón, así pues, pedidme todos los días la perseverancia final para vosotros y vuestros seres queridos, pedid la conversión de ellos, y Yo que deseo ayudaros con Mi poder santificador, no os negaré aquello bueno que Me pidáis para las almas y para gloria de Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.