Siento decir a todas las almas del mundo que pronto, muy pronto, sucederán eventos muy dolorosos para los cristianos y para los no cristianos, pues habrá hechos que alcanzarán a toda la humanidad.
Catástrofes, males sociales, disturbios, crisis financieras, y toda clase de cosas malas que afectarán a vuestro bienestar, a vuestra salud, y a vuestra vida cotidiana. Porque estos son los frutos que esta sociedad perversa recogerá de sus siembras. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
El aborto, la eutanasia, la prosmicuidad, el adulterio, la inmoralidad, la pornografía, el abuso y explotación de menores, y más, traerán como cosechas males inmensos a esta sociedad que ignora a Dios Altísimo y, quiere vivir fuera de Sus leyes, sin moral alguna, sin ética, sin leyes santas que son las que hacen que el mundo camine en paz y armonía. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Todo lo malo que os venga serán los frutos de vuestras perversas acciones y vuestros retorcidos criterios, criterios que nada tienen que ver con las cosas de Dios, y de ahí, que lo que estáis sembrando es lo que recogeréis, porque apartarse de la leyes de Dios e ir en contra de ellas, es lo mismo que apartarse de lo que es el Sumo Bien, ó el Único Bien.
Quien hace mal, mal recoge, quien hace bien, bien recoge. Y si esta sociedad perversa y corrupta solo piensa en hacer cosas que van contra las leyes de Dios, recogerá sus frutos correspondientes que son males para esta sociedad, en todos los terrenos: en el económico, en el de la salud, en la naturaleza, en la fe, en todo, así pues criaturas de Dios esto recogeréis, porque nada queréis saber con Vuestro Creador, Único Bien, porque Dios Altísimo es Bondad, es Amor, es Paz, es Sabiduría, es Único e Infinito Bien, y quien de Dios se desentiende, se aparta voluntariamente del único y verdadero Bien y siembra en su entorno la semilla del mal, y recoge los frutos de lo que ha sembrado. Nadie puede recoger otra cosa diferente a lo que siembra, y de ahí, la cosecha que os espera por vuestras deleznables acciones. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os aviso.
Volved vuestro rostro a Dios Eterno y abajaos ante El. Pedid perdón y misericordia por vuestras acciones perversas y enmendad vuestras vidas de cara a los mandamientos de Dios. Amaros unos a otros y veréis como el Dios Altísimo se olvida de vuestros pecados y retiene Su Brazo Justiciero. Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Cada cual que enmiende su vida, que se convierta y vuelva a Dios en arrepentimiento y penitencia, y la misericordia del Altísimo le alcanzará. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
El aborto, la eutanasia, la prosmicuidad, el adulterio, la inmoralidad, la pornografía, el abuso y explotación de menores, y más, traerán como cosechas males inmensos a esta sociedad que ignora a Dios Altísimo y, quiere vivir fuera de Sus leyes, sin moral alguna, sin ética, sin leyes santas que son las que hacen que el mundo camine en paz y armonía. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Todo lo malo que os venga serán los frutos de vuestras perversas acciones y vuestros retorcidos criterios, criterios que nada tienen que ver con las cosas de Dios, y de ahí, que lo que estáis sembrando es lo que recogeréis, porque apartarse de la leyes de Dios e ir en contra de ellas, es lo mismo que apartarse de lo que es el Sumo Bien, ó el Único Bien.
Quien hace mal, mal recoge, quien hace bien, bien recoge. Y si esta sociedad perversa y corrupta solo piensa en hacer cosas que van contra las leyes de Dios, recogerá sus frutos correspondientes que son males para esta sociedad, en todos los terrenos: en el económico, en el de la salud, en la naturaleza, en la fe, en todo, así pues criaturas de Dios esto recogeréis, porque nada queréis saber con Vuestro Creador, Único Bien, porque Dios Altísimo es Bondad, es Amor, es Paz, es Sabiduría, es Único e Infinito Bien, y quien de Dios se desentiende, se aparta voluntariamente del único y verdadero Bien y siembra en su entorno la semilla del mal, y recoge los frutos de lo que ha sembrado. Nadie puede recoger otra cosa diferente a lo que siembra, y de ahí, la cosecha que os espera por vuestras deleznables acciones. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os aviso.
Volved vuestro rostro a Dios Eterno y abajaos ante El. Pedid perdón y misericordia por vuestras acciones perversas y enmendad vuestras vidas de cara a los mandamientos de Dios. Amaros unos a otros y veréis como el Dios Altísimo se olvida de vuestros pecados y retiene Su Brazo Justiciero. Yo, Espíritu de Dios, os hablo. Cada cual que enmiende su vida, que se convierta y vuelva a Dios en arrepentimiento y penitencia, y la misericordia del Altísimo le alcanzará. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.