sábado, 17 de noviembre de 2007

El poder de los sacerdotes es incalculable

Un sacerdote debe ser algo diferente. Ellos deben ser focos de luz en la sociedad, porque Dios, les da Su luz para que iluminen a las almas que andan perdidas, por los caminos del mundo. Un sacerdote debe predicar los dogmas y misterios de la fe católica y no inhibirse ante nada ni ante nadie, porque Yo, Jesús, le pediré cuentas de cómo me haya representado en su ministerio.

Los sacerdotes tienen ante Mi un grandisimo poder, pero su falta de fe hacen que no se valgan de este poder, porque no creen en Mi, ni en Mis gracias. Creen en Dios, sí, pero no creen que Yo estoy vivo entre ellos.

El poder de los sacerdotes es incalculable, ellos podrían parar sequías, ellos podrían parar catástrofes, ellos podrían vencer enfermedades y ¡tantas, tantas otras cosas podrían!

Ellos pueden vencer a los demonios y todo mal que venga de ellos (de los demonios) porque Yo, Jesús, les otorgo ese poder pero para que Mis obras las sigan en el correr de los tiempos (1). Sin embargo, hoy día los sacerdotes no edifican, no dicen nada a la sociedad, son como otros trabajadores mas que cumplen con su deber, pero no despiertan a las almas, nos las movilizan a obrar el bien, no las convencen, porque ellos mismos, muchas de las cosas que dicen, no están convencidos.

Hijos, sacerdotes de Dios, ministros Míos, Yo os quiero con fe viva y amor ardiente para que actuéis en la sociedad y convenzáis a las almas. Mi gracia nunca os va a faltar, ni siquiera, aunque estéis en pecado, pero es necesario que creáis en Mí y en Mi Presencia Real en la Eucaristía, y viváis esa Presencia cada vez que celebréis la Eucaristía o algún otro sacramento.

Tengo mucha ilusión y empeño en esta Liga de sacerdotes, donde se os dirigirá desde el Cielo, de ahí, que vuestra alma recta y con luz, acepte el medio por el que vais a ser dirigidos y la Cabeza que ha sido escogida. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz y bendición para vosotros por siempre jamás.




(1) La obras que el Señor hacia cuando estuvo en la tierra que pasó haciendo el bien.