lunes, 30 de noviembre de 2009

Dictado del 27-11-09

Gustosamente acude el Espíritu de Dios al alma que lo invoca y le pide luz y entendimiento. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, hoy es el día de Mi Santa Madre bajo su advocación La Milagrosa y doy inmensas gracias espirituales a aquellos que la honran en este bendito día. Pues ved, hijos Míos, que muchas de esas gracias espirituales serán para el ultimo instante de vuestra vida, ya que muchos de vosotros moriréis sin asistencia espiritual, pero Mi Santa Madre bajo esta santa advocación a quienes la han honraron en este día, les asistirá y suplirá con creces la asistencia de un sacerdote. Yo, Jesús, os hablo.

Todo lo que hagáis en las advocaciones de Mi Santa Madre Yo lo considero y doy gracias celestiales inmensas para el bien del alma que honra a Mi queridísima Madre, pues Ella, no permite que un hijo que la ha honrado aunque sea débilmente se pierda, por cuanto que la semilla de su devoción aunque sea débil Ella la apaña y la prepara para que en ese alma fructifique. Hay almas que se salvan solamente porque alguna vez honraron a Mi Madre, pues Ella no deja jamás al alma que la reclama, que la reza, que la honra de todo corazón, aunque sea levemente. Yo, Jesús, os hablo.

Rezad también a Mi Santa Madre por esas otras almas que viven sin religión, sin fe, sin leyes divinas. Mi Madre también desea que pidáis por ellas y considera, e intercede a la Santísima Trinidad, para que las almas que se le encomiendan no perezcan eternamente, aunque tengan que purgar durante siglos sus pecados de acción y de omisión. Yo, Jesús, os hablo.

Hijos Míos, las cosas del Cielo distan mucho de ser como las de la tierra, pues vosotros actuáis más por lo que os hacen (bueno) o la simpatía que tenéis hacia quienes os rodean. Nosotros actuamos más por la fe que tengáis en vuestras intercesiones, por el amor que pongáis, porque hagáis las cosas de corazón y no por rutina, de todo corazón, pues el corazón habla a Dios, y cuando lo hace, su lenguaje es tenido en cuenta, y esto mismo sucede también con el odio. Cuando el odio que tenéis es de corazón es un veneno intenso que os perjudica a vosotros mismos, no debéis de odiar a nadie de corazón, no debéis desear mal a nadie, debéis interceder constantemente por las almas sean o no sean simpatizantes vuestras. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. La paz de Mi Divino Corazón y del Inmaculado Corazón de Mi Santa Madre esté con todos vosotros.