lunes, 28 de enero de 2008

Poesía 5


Hazme Señor la vida un campanario,
donde tocar a gloria cada día,
seré el pregón más fiel de tu alegría
aunque viva muriendo de ordinario.

Hazme del corazón un incensario
donde quemar recuerdo y fantasía;
me sobra mucho peso todavía,
para llegar al peso necesario.

Hazme campana sólo, ¡sólo brasa!
eco, brillo, temblor viento que pasa
prendiendo mis desvelos cada tarde

Hazme ansía de luz sueño de hondura
y duérmase mi carne semioscura,
mientras mi corazón. resuena y arde.