Los hijos buenos son delicias para los padres. Un hijo bueno da mucha tranquilidad a un padre, y el padre, se acuesta contento y tranquilo de que ese hijo no es deshonra de el para nada. Yo Soy Jesús de Nazaret y fui un Hijo muy bueno. Mi Madre y Mi padre terrenales Me amaban y eran muy felices Conmigo porque yo les obedecía en todo, pero un padre verdadero, ama a sus hijos aunque no sean buenos para el.
Yo tengo hijos buenos por todas las partes del mundo, hijos e hijas buenos que Me dan gloria y Me honran y aman en silencio, y viven por y para Mi. Esos hijos que Me aman y que Me sirven siempre en la conformidad, en la paz, en el desinterés, son hijos que compartirán Conmigo algún día la gloria celestial y ocuparan un gran puesto en el Cielo, porque son hijos, que en la tierra se conformaron con lo que Yo quise darles, y fueron felices y santos con su conformidad.
Esos hijos no se conocen apenas porque viven en la sencillez de todos los días. Son hijos que en su trabajo no dan problemas y son hijos e hijas que viven Mis mandamientos hasta en los más mínimos detalles. A esos hijos nunca Me dirijo (en los mensajes) pero Yo los llevo en Mi Corazón y hago que su vida cotidiana sea fructuosa para otras muchas almas. Ellos mismos se admiraran después de muertos, cuando vean el capital que acumularon con su vida sencilla y de conformidad con Mi voluntad, porque Yo hago que esos hijos sean donadores a sus hermanos pecadores de sus méritos, que por ser méritos que nadie conoció ni siquiera ellos mismos, son a Mi vista mas estimados.
Esos hijos salvan a muchos pecadores con su vida de sencillez y conformidad, son como Mi padre José en la tierra, que pasan desapercibidos pero cuyos méritos solos son conocidos por el Cielo, y son almas, que dan mucho frutos porque son como semillas que viven ocultas en el silencio y el anonimato y dan mucho fruto viviendo ocultas. Son granos de trigo que han muerto al pecado y que sus méritos consisten precisamente en vivir una vida constante de fidelidad a Dios, dentro del anonimato y la simplicidad de cada día. Esos hijos consuelan a Mi Santa Madre, agradan a mí Padre Celestial y a Mi Me honran, porque viven, conforme a lo que la Providencia les ha dispuesto, y si tienen un dolor o una dura prueba. para hacerlos crecer mas en santidad, Me la ofrecen con todas sus consecuencias, sin renegar nunca, de lo que el Cielo ha dispuesto para ellos.
Si, hijos míos, Yo también tengo otros hijos que Me dan consuelo, amor y gloria, almas mías, almas que vosotros llamáis de Dios y lo son, porque su vida es ejemplar aunque no brillen en esta sociedad, pero dan ejemplo a quienes conviven con ellos. Hoy el mensaje va para ellos, para decirles que están en Mi Divino Corazón y que su fidelidad, Me da reparación, consuelo y amor, y que gracias a ellos y a ellas, Yo Jesús, bendigo muchas veces su entorno y a sus propias familias.
Yo tengo hijos buenos por todas las partes del mundo, hijos e hijas buenos que Me dan gloria y Me honran y aman en silencio, y viven por y para Mi. Esos hijos que Me aman y que Me sirven siempre en la conformidad, en la paz, en el desinterés, son hijos que compartirán Conmigo algún día la gloria celestial y ocuparan un gran puesto en el Cielo, porque son hijos, que en la tierra se conformaron con lo que Yo quise darles, y fueron felices y santos con su conformidad.
Esos hijos no se conocen apenas porque viven en la sencillez de todos los días. Son hijos que en su trabajo no dan problemas y son hijos e hijas que viven Mis mandamientos hasta en los más mínimos detalles. A esos hijos nunca Me dirijo (en los mensajes) pero Yo los llevo en Mi Corazón y hago que su vida cotidiana sea fructuosa para otras muchas almas. Ellos mismos se admiraran después de muertos, cuando vean el capital que acumularon con su vida sencilla y de conformidad con Mi voluntad, porque Yo hago que esos hijos sean donadores a sus hermanos pecadores de sus méritos, que por ser méritos que nadie conoció ni siquiera ellos mismos, son a Mi vista mas estimados.
Esos hijos salvan a muchos pecadores con su vida de sencillez y conformidad, son como Mi padre José en la tierra, que pasan desapercibidos pero cuyos méritos solos son conocidos por el Cielo, y son almas, que dan mucho frutos porque son como semillas que viven ocultas en el silencio y el anonimato y dan mucho fruto viviendo ocultas. Son granos de trigo que han muerto al pecado y que sus méritos consisten precisamente en vivir una vida constante de fidelidad a Dios, dentro del anonimato y la simplicidad de cada día. Esos hijos consuelan a Mi Santa Madre, agradan a mí Padre Celestial y a Mi Me honran, porque viven, conforme a lo que la Providencia les ha dispuesto, y si tienen un dolor o una dura prueba. para hacerlos crecer mas en santidad, Me la ofrecen con todas sus consecuencias, sin renegar nunca, de lo que el Cielo ha dispuesto para ellos.
Si, hijos míos, Yo también tengo otros hijos que Me dan consuelo, amor y gloria, almas mías, almas que vosotros llamáis de Dios y lo son, porque su vida es ejemplar aunque no brillen en esta sociedad, pero dan ejemplo a quienes conviven con ellos. Hoy el mensaje va para ellos, para decirles que están en Mi Divino Corazón y que su fidelidad, Me da reparación, consuelo y amor, y que gracias a ellos y a ellas, Yo Jesús, bendigo muchas veces su entorno y a sus propias familias.