Los hijos de la luz deben ser lumbreras para los hijos de las tinieblas, y deben verse sus buenas obras para que mirándolas den gloria a Dios Padre Celestial. Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Hijos de Dios Altísimo, si sois hijos de Dios Padre, debéis hacer obras de amor y misericordia, para que quienes os vean, glorifiquen a Dios, Uno y Trino. Vuestras obras deben ser dignas del Dios Eterno, que es Vuestro Padre Celestial, porque si actuáis igual que los hijos de las tinieblas ¿en que os diferenciáis de ellos?
Hay épocas del año en que vuestra caridad debe hacerse más notable, como en estas fechas Navideñas y debéis acoger al que vive solo y darle cobijo en vuestros hogares, y debéis perdonar al que os ofendió y olvidar sus ofensas, porque si no actuáis como dignos hijos de Dios Altísimo, maldecirán a Vuestro Padre Celestial por vuestra forma de ser anticristiana.
Durante todo el año debéis ser consecuentes con vuestra dignidad de hijos de Dios, pero en ciertos tiempos litúrgicos son épocas en que más debéis manifestar que sois hijos de la luz, y esos tiempos son, Adviento, Navidad y Cuaresma. Porque en esas épocas la liturgia llama más a la conversión y al perdón de los que os ofendieron. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Ayudaros mutuamente en vuestras cargas y pesares, en vuestras soledades, en vuestros problemas, ayudaros más unos a otros y sed consecuentes con vuestra dignidad de cristianos, para que viendo vuestras obras de hijos de Dios, sea glorificado por ellas el Padre Eterno, y sirva vuestro ejemplo, para edificación de los hijos de las tinieblas y los pecadores empedernidos.
Así pues cristianos, hijos del Altísimo, obrad según vuestra condición, pues si siendo hijos de la luz no obráis según Dios quiere, seréis no sólo escándalo para quienes os vean, sino piedra de tropiezo, porque si declarándoos hijos de Dios y cristianos no actuáis como tales, vuestro mal ejemplo hará que los que os observen, digan que sois malos a pesar de ser hijos de Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Hijos de Dios Altísimo, si sois hijos de Dios Padre, debéis hacer obras de amor y misericordia, para que quienes os vean, glorifiquen a Dios, Uno y Trino. Vuestras obras deben ser dignas del Dios Eterno, que es Vuestro Padre Celestial, porque si actuáis igual que los hijos de las tinieblas ¿en que os diferenciáis de ellos?
Hay épocas del año en que vuestra caridad debe hacerse más notable, como en estas fechas Navideñas y debéis acoger al que vive solo y darle cobijo en vuestros hogares, y debéis perdonar al que os ofendió y olvidar sus ofensas, porque si no actuáis como dignos hijos de Dios Altísimo, maldecirán a Vuestro Padre Celestial por vuestra forma de ser anticristiana.
Durante todo el año debéis ser consecuentes con vuestra dignidad de hijos de Dios, pero en ciertos tiempos litúrgicos son épocas en que más debéis manifestar que sois hijos de la luz, y esos tiempos son, Adviento, Navidad y Cuaresma. Porque en esas épocas la liturgia llama más a la conversión y al perdón de los que os ofendieron. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Ayudaros mutuamente en vuestras cargas y pesares, en vuestras soledades, en vuestros problemas, ayudaros más unos a otros y sed consecuentes con vuestra dignidad de cristianos, para que viendo vuestras obras de hijos de Dios, sea glorificado por ellas el Padre Eterno, y sirva vuestro ejemplo, para edificación de los hijos de las tinieblas y los pecadores empedernidos.
Así pues cristianos, hijos del Altísimo, obrad según vuestra condición, pues si siendo hijos de la luz no obráis según Dios quiere, seréis no sólo escándalo para quienes os vean, sino piedra de tropiezo, porque si declarándoos hijos de Dios y cristianos no actuáis como tales, vuestro mal ejemplo hará que los que os observen, digan que sois malos a pesar de ser hijos de Dios. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.