Si alguna vez alguien os dijera porque creéis que vuestra religión es la verdadera ¿quién sabría responder adecuadamente? Yo soy Santo Tomás de Aquino, el teólogo más grande que hasta ahora ha tenido la Santa Madre Iglesia.
Me pasé mucho tiempo estudiando las Sagradas Escrituras y tratando de saber el transfondo que muchos versículos o enseñanzas tienen. Oraba sin cesar para tener la luz del Espíritu Santo, del Espíritu de la Verdad, y aún así, siempre temía poder equivocarme en la teología y en las cosas de Dios.
Hoy sucede que cualquier persona, instruida o no, pretende saber más que los grandes doctores que ha dado la Santa Madre Iglesia, como San Agustín u otros, y hoy, cualquier persona que no sabe ni lo más elemental de la fe, pretende explicar las Sagradas Escrituras como si éstas fueran algo que se explica así como así.
Para adentrarnos en las Sagradas Escrituras hay que orar mucho y vivir con un corazón limpio de egoísmo, lujuria y soberbia. Dios se revela a los pequeñuelos y oculta sus cosas a los sabios y prudentes, (Mateo 11, 25) y así, un alma pequeña como la de Santa Teresita (del Niño Jesús) puede estar llena del Espíritu de Dios y tener luz en abundancia para las cosas de Dios, porque cuando se vive sin pecado y por y para Dios, Dios mora en el alma y le da parte de Sus atributos, entre ellos la sabiduría divina.
Hermanos en Cristo Jesús, vais a tener batallas duras que librar, porque hay en la Santa Madre Iglesia muchísimos seudos teólogos que no solo no saben explicar la Palabra de Dios, sino que la deforman según ellos quieren entenderla, pero que nada tiene que ver con el verdadero criterio de Dios.
Debéis instruiros, debéis consultar y leer libros que son desde hace siglos alimento para las almas, porque si no estáis instruidos, caeréis en masa en los errores y engaños que os van a introducir sutilmente y, que ya están introduciendo. Yo, Tomás de Aquino, teólogo y doctor de la Santa Madre Iglesia, me comunico con vosotros. La paz de Dios esté siempre con vosotros.
Me pasé mucho tiempo estudiando las Sagradas Escrituras y tratando de saber el transfondo que muchos versículos o enseñanzas tienen. Oraba sin cesar para tener la luz del Espíritu Santo, del Espíritu de la Verdad, y aún así, siempre temía poder equivocarme en la teología y en las cosas de Dios.
Hoy sucede que cualquier persona, instruida o no, pretende saber más que los grandes doctores que ha dado la Santa Madre Iglesia, como San Agustín u otros, y hoy, cualquier persona que no sabe ni lo más elemental de la fe, pretende explicar las Sagradas Escrituras como si éstas fueran algo que se explica así como así.
Para adentrarnos en las Sagradas Escrituras hay que orar mucho y vivir con un corazón limpio de egoísmo, lujuria y soberbia. Dios se revela a los pequeñuelos y oculta sus cosas a los sabios y prudentes, (Mateo 11, 25) y así, un alma pequeña como la de Santa Teresita (del Niño Jesús) puede estar llena del Espíritu de Dios y tener luz en abundancia para las cosas de Dios, porque cuando se vive sin pecado y por y para Dios, Dios mora en el alma y le da parte de Sus atributos, entre ellos la sabiduría divina.
Hermanos en Cristo Jesús, vais a tener batallas duras que librar, porque hay en la Santa Madre Iglesia muchísimos seudos teólogos que no solo no saben explicar la Palabra de Dios, sino que la deforman según ellos quieren entenderla, pero que nada tiene que ver con el verdadero criterio de Dios.
Debéis instruiros, debéis consultar y leer libros que son desde hace siglos alimento para las almas, porque si no estáis instruidos, caeréis en masa en los errores y engaños que os van a introducir sutilmente y, que ya están introduciendo. Yo, Tomás de Aquino, teólogo y doctor de la Santa Madre Iglesia, me comunico con vosotros. La paz de Dios esté siempre con vosotros.