Son decisiones lamentables de aquellas almas que reniegan de Dios pública o privadamente, aquellas almas que apostatan de su Creador y cambian a Dios Todopoderoso por un puesto de trabajo, o por ascender más en su profesión, o por conseguir a una mujer u otras razones, porque ese cambio es lo peor que les puede suceder, y aunque aparentemente su vida mejore, o consigan sus perspectivas, el haber echado a Dios de sus vidas es haber abierto de par en par las puertas al Maligno, que ya no dejará que esa persona retorne a Dios Padre Celestial. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Pero Yo Soy todo Bondad y Santidad, Yo inspiro el bien y doy la gracia para llevarlo a cabo. Aunque un alma apostate de Dios, reniegue de El pública o privadamente, el alma que vive en esta vida siempre puede arrepentirse y cambiar de actitud, porque solo en la eternidad ya no se puede cambiar, pero en esta vida sí.
No siempre mueve a estas decisiones el odio a Dios, mueve más la indiferencia y si por estas acciones esas personas consiguen puestos de trabajo o puestos políticos, ellos lo hacen en muchos casos sin ser consecuentes de la terrible tragedia y decisión que han tomado, pues su oscuridad en las cosas celestiales es tal, que no ven ni lo mínimo imprescindible. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Es muy importante la formación de las conciencias con criterios santos y bíblicos. Formar a las almas es algo que debería de estar en todas las Parroquias, porque no saben la mayoría de los cristianos la sana y recta doctrina, ya que dentro de sus limitados conocimientos, tienen conceptos erróneos, y a veces, nefastos. Instruir a los católicos debería de ser uno de los objetivos principales de los Obispados y Parroquias, instruirlos bien y según el Catecismo de la Iglesia Católica, porque muchos sacerdotes a ellos mismos les hace falta estar bien instruidos, y eliminar de sus conceptos, criterios equivocados, erróneos, que no solo no sirven para guiar a las almas, sino que las desorientan.
Propongo a Ministri Dei que en su momento, existan seminarios, cursos de formación católica según el Catecismo de la Iglesia Católica y la Santa Biblia, nada de criterios propios, toda la formación que se de que sea la formación de siempre y según las enseñanzas del Divino Maestro. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os aconsejo.
La paz de la Santísima Trinidad este con todo aquel que ama a Dios y ponga en práctica estos escritos.
Pero Yo Soy todo Bondad y Santidad, Yo inspiro el bien y doy la gracia para llevarlo a cabo. Aunque un alma apostate de Dios, reniegue de El pública o privadamente, el alma que vive en esta vida siempre puede arrepentirse y cambiar de actitud, porque solo en la eternidad ya no se puede cambiar, pero en esta vida sí.
No siempre mueve a estas decisiones el odio a Dios, mueve más la indiferencia y si por estas acciones esas personas consiguen puestos de trabajo o puestos políticos, ellos lo hacen en muchos casos sin ser consecuentes de la terrible tragedia y decisión que han tomado, pues su oscuridad en las cosas celestiales es tal, que no ven ni lo mínimo imprescindible. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Es muy importante la formación de las conciencias con criterios santos y bíblicos. Formar a las almas es algo que debería de estar en todas las Parroquias, porque no saben la mayoría de los cristianos la sana y recta doctrina, ya que dentro de sus limitados conocimientos, tienen conceptos erróneos, y a veces, nefastos. Instruir a los católicos debería de ser uno de los objetivos principales de los Obispados y Parroquias, instruirlos bien y según el Catecismo de la Iglesia Católica, porque muchos sacerdotes a ellos mismos les hace falta estar bien instruidos, y eliminar de sus conceptos, criterios equivocados, erróneos, que no solo no sirven para guiar a las almas, sino que las desorientan.
Propongo a Ministri Dei que en su momento, existan seminarios, cursos de formación católica según el Catecismo de la Iglesia Católica y la Santa Biblia, nada de criterios propios, toda la formación que se de que sea la formación de siempre y según las enseñanzas del Divino Maestro. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os aconsejo.
La paz de la Santísima Trinidad este con todo aquel que ama a Dios y ponga en práctica estos escritos.