Un hecho muy importante a tener en cuenta es la situación de los moribundos. Cada día menos se proporcionan a los moribundos los últimos sacramentos, bien por dejadez de la familia o por respetos humanos, bien porque el sacerdote ignora la situación crítica de esas almas.
Pues ved que este sacramento Yo también lo instituí, pues no podía dejar en esos últimos instantes a las almas, a los asaltos de Mi enemigo y si en esa hora Mi enemigo mortal arremete mas contra el que va a partir, Yo que Soy bondad infinita, también doy Mis gracias centuplicadas, en esos instantes mortales del agonizante. Pero este sacramento de la Unción de Enfermos acorta en mucho la batalla del moribundo y además le da fuerzas y santa alegría para su inminente partida.
Hijos Míos, dad a vuestros moribundos toda clase de auxilios espirituales, agua bendita, los últimos sacramentos, detentes, intercesiones a Mi padre José, Patrono de la buena muerte, intercesiones a Mi Santa Madre que vela como nadie al alma que va a partir. Rezadle la coronilla de la Divina Misericordia, todo lo que hagáis es poco para que se salve un alma que muy pronto va a partir.
No es momento de llorar, es momento de actuar, no dejéis en esos últimos instantes a Mis moribundos, como no os gustaría que os dejaran a vosotros. No creáis los engaños de Satanás que os dice que si llamáis al cura el enfermo se va a asustar, no hijos, no, el demonio os quiere engañar para que abandonéis a vuestros agonizantes. ¿No llamáis a una ambulancia cuando vuestros seres queridos caen enfermos? Y sin embargo, su sirena, o su traslado, no le adelantan la muerte.
Pues bien, Mis sacerdotes llevan al agonizante la paz Mía, pues Yo en esos momentos les doy a Mis Ministros más gracias, para que ayuden a salvar a un alma. Pero Mis sacerdotes deben ser sacerdotes de fe, porque si ellos no creen en lo que hacen, el sacramento pierde mucha fuerza. Cuanta más fe tengan Mis Ministros, más eficaz será el sacramento, Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
Hijos, buscad sacerdotes rectos para vuestras almas, no os conforméis con cualquiera, los hay en vuestro entorno que Me aman y viven por y para Mi. Acercaros a ellos y buscad en ellos el alimento sano y santo que os acercará a Mí. Ayudadles en sus ministerios, en todos los aspectos. Colaborad con ellos en lo que organizan y también ayudadles en los gastos parroquiales, Yo, Jesús, os lo tendré en cuenta. Quien ayuda a uno de Mis siervos dedicados a Mi servicio, Me ayuda a Mí, está colaborando con Mis intereses y eso os lo tendré en cuenta. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz con todos vosotros.
Pues ved que este sacramento Yo también lo instituí, pues no podía dejar en esos últimos instantes a las almas, a los asaltos de Mi enemigo y si en esa hora Mi enemigo mortal arremete mas contra el que va a partir, Yo que Soy bondad infinita, también doy Mis gracias centuplicadas, en esos instantes mortales del agonizante. Pero este sacramento de la Unción de Enfermos acorta en mucho la batalla del moribundo y además le da fuerzas y santa alegría para su inminente partida.
Hijos Míos, dad a vuestros moribundos toda clase de auxilios espirituales, agua bendita, los últimos sacramentos, detentes, intercesiones a Mi padre José, Patrono de la buena muerte, intercesiones a Mi Santa Madre que vela como nadie al alma que va a partir. Rezadle la coronilla de la Divina Misericordia, todo lo que hagáis es poco para que se salve un alma que muy pronto va a partir.
No es momento de llorar, es momento de actuar, no dejéis en esos últimos instantes a Mis moribundos, como no os gustaría que os dejaran a vosotros. No creáis los engaños de Satanás que os dice que si llamáis al cura el enfermo se va a asustar, no hijos, no, el demonio os quiere engañar para que abandonéis a vuestros agonizantes. ¿No llamáis a una ambulancia cuando vuestros seres queridos caen enfermos? Y sin embargo, su sirena, o su traslado, no le adelantan la muerte.
Pues bien, Mis sacerdotes llevan al agonizante la paz Mía, pues Yo en esos momentos les doy a Mis Ministros más gracias, para que ayuden a salvar a un alma. Pero Mis sacerdotes deben ser sacerdotes de fe, porque si ellos no creen en lo que hacen, el sacramento pierde mucha fuerza. Cuanta más fe tengan Mis Ministros, más eficaz será el sacramento, Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.
Hijos, buscad sacerdotes rectos para vuestras almas, no os conforméis con cualquiera, los hay en vuestro entorno que Me aman y viven por y para Mi. Acercaros a ellos y buscad en ellos el alimento sano y santo que os acercará a Mí. Ayudadles en sus ministerios, en todos los aspectos. Colaborad con ellos en lo que organizan y también ayudadles en los gastos parroquiales, Yo, Jesús, os lo tendré en cuenta. Quien ayuda a uno de Mis siervos dedicados a Mi servicio, Me ayuda a Mí, está colaborando con Mis intereses y eso os lo tendré en cuenta. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz con todos vosotros.
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