lunes, 28 de septiembre de 2009

Hacedme hijos Míos, actos de amor, de fe y de esperanza

Actos de amor, de fe y de esperanza os pido. Yo, Jesús, os hablo. Las almas que Me aman y que cuando están en oración dicen que no saben que decirme, hacedme hijos Míos, actos de amor, de fe y de esperanza, que ellos, consuelan Mi Divino Corazón y el de Mi Santa Madre, si esos actos, salen de vuestro corazón y creéis lo que decís. Yo, Jesús, os hablo.

Quien Me hace actos de amor, Me honra y Me consuela, pero no menos quien Me hace actos de fe, bien rezando el Credo o haciéndolos según sus sentimientos, y el alma que Me hace actos de esperanza porque espera en Mí, y así Me lo manifiesta, Me rebosa el Corazón de alegría, porque deseo que Mis almas esperen en Mí. Yo, Jesús, os hablo.


No hace falta, hijos Míos, estar muy enardecidos en la oración para que la misma os aproveche, pues no a todo el mundo le doy esa gracia de inflamarse de amor hacia Mí, pero quién voluntariamente Me hace actos de amor, de fe y de esperanza, Me vale igual o quizá más, porque no le mueve para hacerlos el gusto, (sentimiento) sino la voluntad. Yo, Jesús, os hablo.


Hijos Míos, si algo no entendéis de estos mensajes no os quedéis con la duda, preguntad a un sacerdote que os pueda asesorar, pero no os quedéis con la duda, porque Yo Me manifiesto para el bien de vuestras almas y para que no les falte la vida sobrenatural os comunico lo que tenéis que hacer, por eso, no leáis estos mensajes solo por curiosidad o por novedad, leedlos hijos Míos, para vuestro aprovechamiento, y cuando los leáis, al igual que el instrumento que los recibe, invocad al Espíritu Santo para que os ayude en su comprensión y aplicación. Yo, Jesús, os hablo.


Para hacer oración no son necesarios muchos libros, aunque ellos os ayudan. Mi Evangelio es el mejor libro que podéis tener en la oración, y después, hijos Míos, de un ratito de lectura, meditad lo que Mis Palabras Divinas os dicen a vuestra alma a través del Santo Evangelio, pero si no disponéis de ese libro, haced actos de amor, de fe y de esperanza y veréis como vosotros mismos reconocéis que esa oración os aprovecha por la alegría con que saldréis de la misma. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo.


Os doy Mi divina paz para que la llevéis en vuestras almas y para que quien os mire, vean que sois hijos de la luz y no de las tinieblas. Yo, Jesús, os hablo.

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