Las cosas, hija Mía, no están bien, no están nada de bien. Hay mucha corrupción y no se quiere ver. Los Obispos callan e ignoran las quejas y denuncias que les hacen, y los párrocos también callan. Por los abusos que hay, vosotros los fieles, reivindicáis Mis derechos y reparáis, pero vuestra voz es apagada por la fuerza y el poder de la autoridad. Por eso, hijos Míos, deseo que os unáis cada vez más. Que os conozcáis y que busquéis para vuestros grupos de oración, sacerdotes rectos que os den animo, aliento y ayuda. Yo, Jesús, os hablo.
Manteneos fieles hasta el final, se que a veces os cuesta perseverar porque navegáis contra corriente, pero Yo deseo que sigáis adelante y no Me neguéis a Mi y a Mi Santa Madre el consuelo que Nos supone veros en el grupo de oración. Os tengo reservadas grandes recompensas por vuestra fidelidad y constancia. Rezad hijos Míos, rezad por los Obispos que no se mueven ni imponen su autoridad, algunos por temor a que se levanten voces contra ellos, otros por debilidad, pero otros muchos, la mayoría, por negligencia. Rezad por ellos, encomendadlos a sus antecesores los Apóstoles, ahí tenéis a Pedro y a Pablo que están deseando de que los invoquéis para ayudar a la Santa Madre iglesia. Pedid ayuda al Cielo, a la Iglesia Triunfante , que ellos también superaron batallas y pruebas en su paso por esta vida.
¡Que no apaguen vuestras voces! ¡Que no os hagan enmudecer. Soy Yo quien os juzgará y no
No temáis nada, ni lamentéis que no os hagan caso, al final la victoria es Mía y de quienes estén de Mi parte. Ni Satanás, ni sus secuaces o esbirros, saldrán con la suya. Mi Madre será
Veréis, hijos Míos, fieles a Mí y a Mí Corazón,
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