Criterios humanos son criterios que llevan a errores a cantidad de almas y hasta a sacerdotes. Yo, Espíritu Divino, os hablo. No escucháis Mi voz en vuestro interior y ponéis a cambio vuestros criterios, criterios humanos y mundanos, llenos de racionalismos pero que nada tienen que ver con las cosas de Dios. Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Cuando un alma navega solo a través de criterios humanos, nunca alcanzará las verdades sobrenaturales, porque las cosas de la fe no se pueden razonar, solo creer. No razonó la Santísima Virgen Su maternidad, pero la creyó y así, sucede en las cosas de Dios. Así sucede en la Eucaristía que está Jesús realmente presente en la Santa Hostia y no podéis razonar como sucede esa transubstanciación, solo debéis creerlo y creer en la Palabra Divina de Cristo, que vino a este mundo, a enseñaros las verdades del Cielo y el camino verdadero de salvación. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Hijos de Dios, cuidado con admitir en vuestra fe criterios humanos, porque pueden malograrla si os dejáis llevar por ellos. Es Satanás muy sutil para haceros caer en la tentación, en el error, así que estad alerta y basad vuestros criterios en el Evangelio de Cristo o podéis caer vertiginosamente en el error y vulnerar vuestra fe con esos racionalismos.
La fe es algo que no se puede razonar, así quedaron sanos lo que por la fe creyeron en Cristo Jesús en esta vida. Los sordos que oyeron, los ciegos que vieron, los leprosos que quedaron limpios, porque Cristo Jesús les pedía (para sanarlos) solo la fe y no raciocinios.
Y ahora, hijos de Dios, sucede lo mismo. Para que el Cielo obre en vuestras almas maravillas, tenéis que creer a ciegas, con la fe de un niño que cree lo que sus progenitores le dicen, así vosotros, creed lo que vuestros antecesores de siglos y siglos os han dicho de vuestra fe, y no permitáis, que nadie venga a cambiárosla o a vulnerárosla, ni con racionalismos, ni con criterios humanos. Venga quien venga, os lo diga quien os lo diga, salga en los medios de comunicación, en libros, revistas y otros, si lo que os dicen no es lo que durante siglos se ha dicho de Cristo, la Virgen y el Evangelio, ¡alerta! el enemigo de las almas está ahí.
Mucho menos creáis lo que diga la ciencia, (en asuntos de fe) solo creed lo que diga Cristo Jesús, pues lo dijo de una vez por todas y para todas las generaciones. Ved que la Virgen también lo dijo, “bienaventurada Me llamaran todas las generaciones” porque las cosas de Dios no caducan, ni están sometidas a modas o tiempos, son para todas las generaciones, durarán lo que dure el mundo. Recordad esto y estad muy alerta. Os prevengo de inminentes peligros que viviréis en vuestra fe de siempre y que pueden haceros sucumbir si no estáis en guardia. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os prevengo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.
Cuando un alma navega solo a través de criterios humanos, nunca alcanzará las verdades sobrenaturales, porque las cosas de la fe no se pueden razonar, solo creer. No razonó la Santísima Virgen Su maternidad, pero la creyó y así, sucede en las cosas de Dios. Así sucede en la Eucaristía que está Jesús realmente presente en la Santa Hostia y no podéis razonar como sucede esa transubstanciación, solo debéis creerlo y creer en la Palabra Divina de Cristo, que vino a este mundo, a enseñaros las verdades del Cielo y el camino verdadero de salvación. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Hijos de Dios, cuidado con admitir en vuestra fe criterios humanos, porque pueden malograrla si os dejáis llevar por ellos. Es Satanás muy sutil para haceros caer en la tentación, en el error, así que estad alerta y basad vuestros criterios en el Evangelio de Cristo o podéis caer vertiginosamente en el error y vulnerar vuestra fe con esos racionalismos.
La fe es algo que no se puede razonar, así quedaron sanos lo que por la fe creyeron en Cristo Jesús en esta vida. Los sordos que oyeron, los ciegos que vieron, los leprosos que quedaron limpios, porque Cristo Jesús les pedía (para sanarlos) solo la fe y no raciocinios.
Y ahora, hijos de Dios, sucede lo mismo. Para que el Cielo obre en vuestras almas maravillas, tenéis que creer a ciegas, con la fe de un niño que cree lo que sus progenitores le dicen, así vosotros, creed lo que vuestros antecesores de siglos y siglos os han dicho de vuestra fe, y no permitáis, que nadie venga a cambiárosla o a vulnerárosla, ni con racionalismos, ni con criterios humanos. Venga quien venga, os lo diga quien os lo diga, salga en los medios de comunicación, en libros, revistas y otros, si lo que os dicen no es lo que durante siglos se ha dicho de Cristo, la Virgen y el Evangelio, ¡alerta! el enemigo de las almas está ahí.
Mucho menos creáis lo que diga la ciencia, (en asuntos de fe) solo creed lo que diga Cristo Jesús, pues lo dijo de una vez por todas y para todas las generaciones. Ved que la Virgen también lo dijo, “bienaventurada Me llamaran todas las generaciones” porque las cosas de Dios no caducan, ni están sometidas a modas o tiempos, son para todas las generaciones, durarán lo que dure el mundo. Recordad esto y estad muy alerta. Os prevengo de inminentes peligros que viviréis en vuestra fe de siempre y que pueden haceros sucumbir si no estáis en guardia. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os prevengo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.
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