Nadie está libre de pecado, nadie. Siempre que juzgáis a alguien por su forma de ser o sus faltas y pecados, no os dais cuenta de que vosotros, los jueces de vuestros semejantes, tenéis mas faltas que la persona a quien juzgáis o censuráis. Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Cuando cometéis pecado y sois conscientes de ello, imploráis la misericordia de Dios y os disculpáis de vuestra flaqueza, pero no sucede así cuando el pecado o las faltas las veis en vuestros semejantes, entonces soy duros en vuestros juicios que siempre, siempre, son equivocados, porque vosotros, hijos de Dios, no veis el corazón ni sabéis de las intenciones del que así actúa, Yo, Espíritu de Dios, os instruyo.
Hijos Míos, sed más misericordiosos con vuestros semejantes, y así, alcanzareis la misericordia de Dios en vosotros. Sois muy tolerantes con vuestras faltas y también con las faltas de vuestros seres queridos, pero no así con vuestro prójimo, que lo censuráis una y otra vez sin pararos a analizar, las circunstancias que le llevaron a cometer esas faltas o pecados.
Os digo que no juzguéis, esto está en el Evangelio y os digo que cuando veáis acciones deleznables de vuestro prójimo, roguéis por ellos a Dios Misericordioso, y pedid por esas almas que andan en pecado y en sendas no cristianas. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Conocerán que sois de Dios, verdaderos hijos de Dios, en esto, en que sabréis disculpar y no juzgareis a vuestros hermanos en Cristo Jesús. Así pues, tomad esta lección que es para todos, porque todos vosotros hijos de Dios, caéis en estas faltas y equivocaciones al juzgar a vuestros hermanos de vuestro entorno. La paz de Dios esté siempre con vosotros. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Cuando cometéis pecado y sois conscientes de ello, imploráis la misericordia de Dios y os disculpáis de vuestra flaqueza, pero no sucede así cuando el pecado o las faltas las veis en vuestros semejantes, entonces soy duros en vuestros juicios que siempre, siempre, son equivocados, porque vosotros, hijos de Dios, no veis el corazón ni sabéis de las intenciones del que así actúa, Yo, Espíritu de Dios, os instruyo.
Hijos Míos, sed más misericordiosos con vuestros semejantes, y así, alcanzareis la misericordia de Dios en vosotros. Sois muy tolerantes con vuestras faltas y también con las faltas de vuestros seres queridos, pero no así con vuestro prójimo, que lo censuráis una y otra vez sin pararos a analizar, las circunstancias que le llevaron a cometer esas faltas o pecados.
Os digo que no juzguéis, esto está en el Evangelio y os digo que cuando veáis acciones deleznables de vuestro prójimo, roguéis por ellos a Dios Misericordioso, y pedid por esas almas que andan en pecado y en sendas no cristianas. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
Conocerán que sois de Dios, verdaderos hijos de Dios, en esto, en que sabréis disculpar y no juzgareis a vuestros hermanos en Cristo Jesús. Así pues, tomad esta lección que es para todos, porque todos vosotros hijos de Dios, caéis en estas faltas y equivocaciones al juzgar a vuestros hermanos de vuestro entorno. La paz de Dios esté siempre con vosotros. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
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