viernes, 29 de febrero de 2008

Dictado del 29-2-08

Nadie sabe el día ni la hora en que sucederán los acontecimientos anunciados, nadie lo sabe. Se puede suponer pero eso no quiere decir que se sepa, porque si lo reveláramos, entonces las almas, en vez de prepararse mejor se asustarían y algunas hasta podrían desesperarse o tomar decisiones terribles, Yo, Jesús de Nazaret, os hablo.

Hijos Míos, hermanos de Mi Divino Corazón, sabéis que van a suceder una serie de eventos que son ya inevitables, y por eso, debéis de estar preparados espiritualmente y mentalmente. Debéis estar mentalizados para saber afrontar los hechos que sucederán. Muchos de vosotros seréis ayuda para vuestros vecinos y familiares, para la gente de vuestro entorno y Mi Santo Espíritu os dará luces especiales, sabiduría especial, (y) os aumentará la fortaleza. Sí, hijos Míos, vosotros que ahora mismo parecéis personas insignificantes sin preparación, luego seréis criaturas diferentes, tan diferentes que vosotros mismos quedaréis sorprendidos, porque habrá en vosotros un cambio tal, que os convertiréis en verdaderos guías y protectores de las personas de vuestro entorno.

Os buscarán, os reclamarán, os abordarán tirando de vosotros y vosotras, porque las almas, al verse en circunstancias semejantes y no estar preparadas para ello, se aferrarán a quienes le den algo de luz. Por eso, hijos Míos, vosotros Mis elegidos y elegidas, debéis aumentar vuestra vida de piedad con actos más fuertes y que os suponga un aniquilamiento de las cosas terrenales.

Hijos, pensad que vosotros sois los cabecillas que he escogido para esta gran batalla espiritual y tendréis que ayudar a mucha, mucha gente y socorrerlas. Abridles vuestras puertas, las de vuestra casa y las de vuestra alma. Trabajaréis horas y horas incansablemente, se os olvidará hasta el comer y malamente podréis dormir, pero Mi Espiritu y Mi Santa Madre, os sostendrán.

Seréis almas predestinadas porque haréis tanto bien a vuestros hermanos y hermanas que os purificará vuestros pecados, y compensaréis, los pecados de omisión que tengáis. Hijos, por eso, nos os desaniméis si tarda en venir todo lo anunciado, cuanto más tarde en venir más preparados estaréis para esta lucha, porque los buenos hábitos que adquirís y vuestra vida espiritual os fortalecen para afrontar (mejor) todo lo anunciado.

Yo, Jesús, os hablo. No dejéis la Eucaristía. Mi Sagrada Carne es un alimento único para fortaleceros en el alma. Recibidme con fervor y con el alma limpia de toda inmundicia, y sobre todo, (limpia) de rencillas, antipatías, o enfados hacia otras personas. Yo, Jesús, os hablo. Mi paz para siempre jamás para quien crea estos escritos.

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