Yo, Dios Todopoderoso, miro a la Humanidad perdida. Por donde miro hallo inmenso mal, pecado, abominaciones, apostasía, infidelidades de Mis ministros, odios, guerras, penas, dolor, explotación y mal por doquier. ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer con esta Humanidad pervertida y pecadora? ¿Debo hacer lo que hice con Sodoma y Gomorra? ¿Cuántos Noes (1) voy a encontrar para salvarlos?
Pido adoración, reparación, entrega, amor ¿y que me dan? migajas con las que pretenden engañarme, el resto de los días y tiempo lo emplean mis criaturas, en ellas mismas y sus intereses. ¿Quién Me ofrece horas de adoración? ¿Quién Me ofrece autentica reparación? Yo Soy un Dios Justo y por tanto, debería aniquilar esta creación pecadora que mancha y blasfema mi Santo Nombre.
Pero no, no aniquilaré a esta creación pecadora porque Soy un Dios de Misericordia, lento a la cólera y rico en clemencia. Y por Mi Divino Hijo que tanto padeció para glorificarme, Yo, Dios Eterno, tengo paciencia infinita con esta Humanidad pecadora y pervertida.
Yo Soy un Dios de Amor y Mi Amor salva a las almas de castigos y penurias y si bien azoto a veces a esta Humanidad pervertida con catástrofes, es para recordarles que Soy un Dios cuya Justicia es infinita y para llamarlos a la conversión.
Por las pocas oraciones de almas pequeñas por todo el mundo, Yo, Dios de Misericordia, detengo Mi Brazo vengador y Me aplaco, por el sufrimiento e inmolación que padeció Mi Hijo, que os envié para salvaros.
¡Almas pequeñas! Almas que no sois nada en la sociedad, vuestros rezos y suplicas aplacan Mi ira, y por esas oraciones continuas que Me hacéis desde todos los lugares del mundo, a través de Mi Hija Maria (2), Yo, Dios Eterno, Me aplaco y espero vuestra conversión con los brazos abiertos, para recibiros como al hijo prodigo y llenaros de bienes.
No quiero castigaros, quiero daros bienes, gracias bendiciones. No quiero dar castigos, ni males, ni catástrofes, pero tengo que llamar vuestra atención para que volváis a Mí, que os creó. Lo que hagáis por Mi Unigénito, lo hacéis por Mi. El amor que a El le tengáis, es como si Me lo tuvierais a Mí. Amadlo a El que os redimió y os trajo tantos bienes a la tierra. Amadlo, adoradlo y glorificadlo, es Mi Hijo Unigénito, Vuestro Redentor.
Yo, Padre Eterno, hago un llamamiento a la Humanidad a la conversión. Os pido que pospongáis vuestra actitud y vengáis a Mí con arrepentimiento y cambio de costumbres, Yo os otorgare Mi Bendición, para vuestros buenos propósitos.
(1) Noé se salvo del Diluvio Universal que tambien fue un castigo divino.
(2) Se refiere a la Virgen.
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