Los hechos de la vida son acciones que quedaran para toda la eternidad en la mente de Dios. Todo lo que hace un alma queda para siempre en los anales de la eternidad, y así, quien obra bien queda en los anales (eternos) las obras buenas que hizo, y el que obra mal, queda para toda la eternidad escrito el mal que hizo, es lo que vosotros almas llamáis: El libro de la Vida.
Todo queda registrado en la memoria eterna (presente eterno)de Dios, allí todo consta, lo bueno que hicisteis y lo malo que hicisteis y el bien que dejasteis de hacer. Por esos hechos que quedan registrados y que en cada acto consta la identidad del alma que lo hizo, Dios juzga y, no se le escapa ni el más leve respiro bueno que hicisteis, ni el más malo deseo o pensamiento que tuvisteis. Es como una cuenta de ahorro, en ella se mete el capital que tenéis, el bueno y el malo, el bueno para dar buenos frutos y el malo para quedar como deudas que debéis al Cielo.
Es difícil de explicar esto de forma que con vuestra mente humana lo entendáis, pero lo que os quiero decir, Yo Espíritu de Amor, es que todo queda registrado para siempre jamás.
Esforzaos en que las acciones de vuestra vida terrenal sean santas, acciones buenas de gran valor espiritual, para que esas acciones buenas, compensen después en el Mas Allá, el mal que hicisteis o el bien que dejasteis de hacer. La devoción a María Santísima es un bien inmenso, cuando esta, es de corazón y se le honra a través de sus devociones como son: el rosario, nove-nas, triduos, lectura etc. Esta devoción a la Madre de Dios compensa mucho el mal que hicisteis y el bien que dejasteis de hacer, porque Ella lo que recibe de vuestro corazón, lo aplica al bien de la Santa Madre Iglesia y al bien de las almas o colectivos especiales, como pueden ser niños o sacerdotes.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús lo mismo. Cuando es de corazón es un bien inmenso a las almas y da gloria a Dios, la gloria que vuestros pecados o malas acciones le quitaron. Y la devoción a la Eucaristía es algo inefable, es una fuerza muy grande para la Santa Madre Iglesia, porque la fe en la Eucaristía es algo tan grande y heroico, que excede a todas las demás devo-ciones. La fe en la Eucaristía es una vida para el alma tal, que quien la vive, vive una espiritualidad o camino de santidad inigualable. Así, oír la Santa Misa, la Hora Santa, la reparación, la adoración, es todo un programa de espiritualidad intenso, si se vive con fe en Dios y amor a Dios.
Muchas almas no necesitaron mas par salvarse y llegar en la otra vida a altos grados de gloria, porque es un bien inmenso que se le hace a la Iglesia y a todos sus integrantes en la Comunión de los Santos.
Yo, Espiritu Divino, os hablo para instruiros, para daros a conocer el ver-dadero valor de las cosas de Dios.
Todo queda registrado en la memoria eterna (presente eterno)de Dios, allí todo consta, lo bueno que hicisteis y lo malo que hicisteis y el bien que dejasteis de hacer. Por esos hechos que quedan registrados y que en cada acto consta la identidad del alma que lo hizo, Dios juzga y, no se le escapa ni el más leve respiro bueno que hicisteis, ni el más malo deseo o pensamiento que tuvisteis. Es como una cuenta de ahorro, en ella se mete el capital que tenéis, el bueno y el malo, el bueno para dar buenos frutos y el malo para quedar como deudas que debéis al Cielo.
Es difícil de explicar esto de forma que con vuestra mente humana lo entendáis, pero lo que os quiero decir, Yo Espíritu de Amor, es que todo queda registrado para siempre jamás.
Esforzaos en que las acciones de vuestra vida terrenal sean santas, acciones buenas de gran valor espiritual, para que esas acciones buenas, compensen después en el Mas Allá, el mal que hicisteis o el bien que dejasteis de hacer. La devoción a María Santísima es un bien inmenso, cuando esta, es de corazón y se le honra a través de sus devociones como son: el rosario, nove-nas, triduos, lectura etc. Esta devoción a la Madre de Dios compensa mucho el mal que hicisteis y el bien que dejasteis de hacer, porque Ella lo que recibe de vuestro corazón, lo aplica al bien de la Santa Madre Iglesia y al bien de las almas o colectivos especiales, como pueden ser niños o sacerdotes.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús lo mismo. Cuando es de corazón es un bien inmenso a las almas y da gloria a Dios, la gloria que vuestros pecados o malas acciones le quitaron. Y la devoción a la Eucaristía es algo inefable, es una fuerza muy grande para la Santa Madre Iglesia, porque la fe en la Eucaristía es algo tan grande y heroico, que excede a todas las demás devo-ciones. La fe en la Eucaristía es una vida para el alma tal, que quien la vive, vive una espiritualidad o camino de santidad inigualable. Así, oír la Santa Misa, la Hora Santa, la reparación, la adoración, es todo un programa de espiritualidad intenso, si se vive con fe en Dios y amor a Dios.
Muchas almas no necesitaron mas par salvarse y llegar en la otra vida a altos grados de gloria, porque es un bien inmenso que se le hace a la Iglesia y a todos sus integrantes en la Comunión de los Santos.
Yo, Espiritu Divino, os hablo para instruiros, para daros a conocer el ver-dadero valor de las cosas de Dios.
La paz del Altísimo para quienes lean estos escritos.
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