Hijos míos, hoy es un día especial para Mi Corazón. Porque hoy Primer Viernes de mes, se conmemora Mi Muerte en la Cruz, vuestra Redención. Cuantas lágrimas y dolores de toda índole nos costaron a Mi Madre y a Mí redimiros. No hay dolor en el mundo que Yo no haya padecido. La traición, el desprecio, la ignominia, la blasfemia, todos hijos míos, todos los dolores humanos, humillaciones y vejaciones del mundo, Yo los padecí por amor a vosotros. Y vosotros, almas amadas, que poco soportáis por Mi y Mi Santa Madre.
Apenas tenéis una pena o amargura buscáis consuelo en amigos, sicólogos y no sufrís pacientemente la pena que padecéis. Yo busqué consuelo y no lo encontré. Ver a Mi Madre padecer como padeció, aumentaba Mis sufrimientos, pero Ella no buscó consuelo en nadie, su mirada clavada en Mí, Me daba consuelo y amor verdadero.
Yo Soy Jesús de Nazaret, Hijo del Altísimo. Un suspiro Mío, hubiera valido para redimiros, pero quise demostraros en Mi propia Carne, el valor del sufrimiento, medio que Yo escogí para la Redención. Muchos cristianos creen que porque Yo era Dios, no padecí y que los sufrimientos los apagaba con Mi Divinidad. No hijos, no, Yo padecí en Mi Carne y en Mi Espíritu como si solo hubiera sido hombre, pues a vosotros los hombres redimí y tuve que ser uno mas, para pagar la deuda, (del pecado) pero al ser también Dios, Mis sufrimientos fueron de valor infinito. De ahí, que os pague con ellos la deuda de valor infinito que con el pecado de Adán, tenía la humanidad con Mi Padre.
Yo deseo que este día sea recordado todos los meses en los Primeros Viernes (de mes) de ahí, que os pido que ese día confeséis y comulguéis en honor a Mi Muerte en la Cruz. Y así, haciéndolo con ésta intención, Yo Jesús, Vuestro Salvador, os prometo que si lo hacéis, no moriréis en Mi desgracia (1) Hijos míos, no me pesa nada haber sufrido por vosotros. Lo haría una y otra vez por el amor inmenso que os tengo. No podéis captar en vuestra mente este amor infinito y eterno que os tengo. Meditad hijos queridos este misterio, el misterio de Mi gran amor, que solo en la otra vida lo comprendereis, los bienaventurados para su mayor gozo, los malditos para su mayor sufrimiento, porque también los malditos, los hijos de Satanás, comprenderán muchos misterios de vuestra fe para más penar y mas tortura.
Hijos, Yo os llamo constantemente a la conversión. Os doy medios y gracias sin cesar para ello, pero los desperdiciáis y los dejáis escapar, como se deja escapar el agua de un grifo abierto y no se aprovecha para nada. No tenéis más que una vida y os pido que no la malogréis con vuestros pecados y deseos mundanos. Empezad vuestra conversión. Una vez que empecéis Yo os daré gracias inmensas para que no abandonéis. Pero tenéis que desearla e iniciarla. Es vuestra voluntad la que tiene que tomar el punto de partida. No esperéis un portento para ello, tenéis que decir: Hoy voy a cambiar de vida y poner los medios oportunos para ello, el resto os será más fácil porque no os negaré ninguna gracia que necesitéis para ello.
Si vivís (juntos) sin estar casados, casaos aunque sea en secreto (privado). Si vivís en pecado, dejad de pecar, lavaros en el Sacramento de la Penitencia y confesad todo minuciosamente, para empezar una nueva vida en las sendas de Mi amor y mandamientos. Yo Jesús, os amo y no os dejaré solos en esta empresa, pero proponeros el cambio con firmeza e iniciarlo cuanto antes. Os doy Mi paz por siempre jamás. Jesús de Nazaret.
(1) Esta es la gran promesa del Sagrado Corazón de Jesús de los Nueve Primeros Viernes de mes seguidos.
Apenas tenéis una pena o amargura buscáis consuelo en amigos, sicólogos y no sufrís pacientemente la pena que padecéis. Yo busqué consuelo y no lo encontré. Ver a Mi Madre padecer como padeció, aumentaba Mis sufrimientos, pero Ella no buscó consuelo en nadie, su mirada clavada en Mí, Me daba consuelo y amor verdadero.
Yo Soy Jesús de Nazaret, Hijo del Altísimo. Un suspiro Mío, hubiera valido para redimiros, pero quise demostraros en Mi propia Carne, el valor del sufrimiento, medio que Yo escogí para la Redención. Muchos cristianos creen que porque Yo era Dios, no padecí y que los sufrimientos los apagaba con Mi Divinidad. No hijos, no, Yo padecí en Mi Carne y en Mi Espíritu como si solo hubiera sido hombre, pues a vosotros los hombres redimí y tuve que ser uno mas, para pagar la deuda, (del pecado) pero al ser también Dios, Mis sufrimientos fueron de valor infinito. De ahí, que os pague con ellos la deuda de valor infinito que con el pecado de Adán, tenía la humanidad con Mi Padre.
Yo deseo que este día sea recordado todos los meses en los Primeros Viernes (de mes) de ahí, que os pido que ese día confeséis y comulguéis en honor a Mi Muerte en la Cruz. Y así, haciéndolo con ésta intención, Yo Jesús, Vuestro Salvador, os prometo que si lo hacéis, no moriréis en Mi desgracia (1) Hijos míos, no me pesa nada haber sufrido por vosotros. Lo haría una y otra vez por el amor inmenso que os tengo. No podéis captar en vuestra mente este amor infinito y eterno que os tengo. Meditad hijos queridos este misterio, el misterio de Mi gran amor, que solo en la otra vida lo comprendereis, los bienaventurados para su mayor gozo, los malditos para su mayor sufrimiento, porque también los malditos, los hijos de Satanás, comprenderán muchos misterios de vuestra fe para más penar y mas tortura.
Hijos, Yo os llamo constantemente a la conversión. Os doy medios y gracias sin cesar para ello, pero los desperdiciáis y los dejáis escapar, como se deja escapar el agua de un grifo abierto y no se aprovecha para nada. No tenéis más que una vida y os pido que no la malogréis con vuestros pecados y deseos mundanos. Empezad vuestra conversión. Una vez que empecéis Yo os daré gracias inmensas para que no abandonéis. Pero tenéis que desearla e iniciarla. Es vuestra voluntad la que tiene que tomar el punto de partida. No esperéis un portento para ello, tenéis que decir: Hoy voy a cambiar de vida y poner los medios oportunos para ello, el resto os será más fácil porque no os negaré ninguna gracia que necesitéis para ello.
Si vivís (juntos) sin estar casados, casaos aunque sea en secreto (privado). Si vivís en pecado, dejad de pecar, lavaros en el Sacramento de la Penitencia y confesad todo minuciosamente, para empezar una nueva vida en las sendas de Mi amor y mandamientos. Yo Jesús, os amo y no os dejaré solos en esta empresa, pero proponeros el cambio con firmeza e iniciarlo cuanto antes. Os doy Mi paz por siempre jamás. Jesús de Nazaret.
(1) Esta es la gran promesa del Sagrado Corazón de Jesús de los Nueve Primeros Viernes de mes seguidos.
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