Luz es necesaria para las almas. Las almas viven en cenagosas oscuridades. Las almas yerran, caminan perdidas por sendas oscuras de pecado y perversión. Yo Soy luz para el mundo, y sobre todo, para las almas. Yo Soy luz en abundancia a quien Me invoca y acude a Mí. Yo Soy Dios, un Dios de Luz y Amor que solo deseo ayudar a las almas en todas sus necesidades, pero sobre todo, en sus necesidades espirituales.
Yo Soy el Espiritu Santo que busco a las almas que se dejan hacer Mi labor en su interior. Yo deseo prepararlas para el juicio final, para cuando suban al Padre, que estén en condiciones de ser admitidas a los gozos celestiales.
Yo Soy el Espiritu que da luz, quien Me posee no anda nunca en tinieblas. Yo me opongo a las artimañas de Satanás e ilumino al alma para que no caiga en sus ardides. Si Satanás da tinieblas, Yo Espiritu Divino doy luz a raudales. Pero quien quiera mantenerme en su interior y gozar de esta luz que doy a raudales, debe desechar el pecado de su alma y no solo evitarlo, sino odiarlo.
Yo vivo en las almas que de una vez por todas echaron de sus vidas el pecado y quisieron vivir según las leyes divinas, y aunque tengan faltas y pequeñas caídas, ellas (las faltas) no Me impiden morar en sus espíritus.
Yo Soy un Dios que viene a dar. Doy dones y gracias sin medida, pero es necesario que el alma se haya decidido por vivir según los mandamientos y leyes divinas. Quien toma esta decisión ya no permito que se malogre, porque la socorro constantemente con Mis gracias.
Yo llevo al alma a altas altitudes de espiritualidad y, envuelta en una imagen cotidiana y corriente, el alma alcanza altos vuelos porque Yo trabajo en su interior constantemente, Y si bien en la vida terrenal Yo habito en su alma, será después a la inversa, que el alma habite en Nosotros (Santísima Trinidad). Quien Me da paso en su vida terrenal, Yo le doy paso en la otra vida, después de pasar esta vida.
Yo recibo al alma que Me ha dado morada en la tierra y la llevo a altos goces celestiales, porque quien Me abrió las puertas de su alma en esta vida, abrió Nuestras puertas celestiales, en la otra. Yo Soy un Dios de Amor y de Luz, Yo ilumino a quien Me acoge y a la vez quien Me acoge, Espiritu de Luz, ilumina a otras almas y sirve de guía a otros espíritus, porque Mi luz se expande en su entorno, en sus palabras, obras, acciones pensamientos deseos, etc. Yo ilumino todo lo que el alma hace o siente en esta vida, porque Me acogió y recibió en su interior y Me preparó una morada digna de Mi, Espiritu de Dios. Alabada sea la Santísima Trinidad.
Yo Soy el Espiritu Santo que busco a las almas que se dejan hacer Mi labor en su interior. Yo deseo prepararlas para el juicio final, para cuando suban al Padre, que estén en condiciones de ser admitidas a los gozos celestiales.
Yo Soy el Espiritu que da luz, quien Me posee no anda nunca en tinieblas. Yo me opongo a las artimañas de Satanás e ilumino al alma para que no caiga en sus ardides. Si Satanás da tinieblas, Yo Espiritu Divino doy luz a raudales. Pero quien quiera mantenerme en su interior y gozar de esta luz que doy a raudales, debe desechar el pecado de su alma y no solo evitarlo, sino odiarlo.
Yo vivo en las almas que de una vez por todas echaron de sus vidas el pecado y quisieron vivir según las leyes divinas, y aunque tengan faltas y pequeñas caídas, ellas (las faltas) no Me impiden morar en sus espíritus.
Yo Soy un Dios que viene a dar. Doy dones y gracias sin medida, pero es necesario que el alma se haya decidido por vivir según los mandamientos y leyes divinas. Quien toma esta decisión ya no permito que se malogre, porque la socorro constantemente con Mis gracias.
Yo llevo al alma a altas altitudes de espiritualidad y, envuelta en una imagen cotidiana y corriente, el alma alcanza altos vuelos porque Yo trabajo en su interior constantemente, Y si bien en la vida terrenal Yo habito en su alma, será después a la inversa, que el alma habite en Nosotros (Santísima Trinidad). Quien Me da paso en su vida terrenal, Yo le doy paso en la otra vida, después de pasar esta vida.
Yo recibo al alma que Me ha dado morada en la tierra y la llevo a altos goces celestiales, porque quien Me abrió las puertas de su alma en esta vida, abrió Nuestras puertas celestiales, en la otra. Yo Soy un Dios de Amor y de Luz, Yo ilumino a quien Me acoge y a la vez quien Me acoge, Espiritu de Luz, ilumina a otras almas y sirve de guía a otros espíritus, porque Mi luz se expande en su entorno, en sus palabras, obras, acciones pensamientos deseos, etc. Yo ilumino todo lo que el alma hace o siente en esta vida, porque Me acogió y recibió en su interior y Me preparó una morada digna de Mi, Espiritu de Dios. Alabada sea la Santísima Trinidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario