domingo, 18 de enero de 2009

Pasa un año, y otro, y otro, y siguen haciendo la misma vida. No hicieron crímenes, ni dieron escándalos, pero tampoco negociaron la vida que les dí

Son demasiados los hombres y las mujeres que pasan una vida sin ninguna alteración, en una conformidad de robot, sin tener aspiraciones alguna y conformándose roboticamente con la vida que llevan. Yo, Jesús, os hablo.

No se exasperan por nada, no desean nada, no sienten aspiraciones, ni inquietudes de ninguna clase. Son personas que pasan su vida sin valor alguno, porque nada hacen para que sus vidas sean más entusiastas, más alegres, más llenas de aspiraciones.

Estas almas que viven así y que aparentemente no hacen mal a nadie, tampoco hacen bien alguno, porque su conformidad es más una indolencia y esa actitud no Me da gloria, porque deberían emplear su vida en algo más que aceptar indiferentemente lo que les viene. No es lo mismo aceptar lo que les viene y ofrecérmelo a Mí, Dios y Señor, que pasar de todo lo que les suceda, porque son almas que enterraron el talento que tienen y no lo negociaron. No son almas ni frías ni calientes, siempre están igual y si ante el mal no se inmutan, tampoco hacen bien alguno a nadie, ni en su interior (orando) ni en su exterior, (apostolado) porque todo les da igual.

Son almas indiferentes, sin metas algunas, desidiosas, almas que esperan que todo se lo den hecho y lo que les dan, tanto si les gusta como si no, lo aceptan más porque son abúlicas que por amor a Mí.

Esto, hijos Míos, no Me gusta, Yo deseo corazones que Me amen y acepten las cosas por amor a Mí, no porque no tengan otro remedio. No son estas personas almas mansas, son almas comodonas que no hacen nada ni en favor ni en contra de la sociedad. No tienen ideales, no tienen ilusiones, no tienen horizontes, nada les mueve a desear algo, son apáticas, y esas almas así, deben enmendar sus vidas y buscar donde negociar sus talentos, porque si los ocultan y no los negocian, Yo les pediré cuentas.

Pasa un año, y otro, y otro, y siguen haciendo la misma vida que desde hace tiempo, y así, hasta que llegan al final. No hicieron crímenes, ni dieron escándalos, pero tampoco negociaron la vida que Yo les dí, y que tenían que haber empleado en Mi gloria, pues si sus vivencias Me las ofrecieran con santa intención de glorificarme y por el bien del Cuerpo Místico, y su conformidad obedeciera a una conformidad santa y abnegada, serían almas de gran caudal santo porque las cosas hechas con rectitud de intención y para Mi gloria, cambian el color de una vida que aparentemente es insulsa. Yo, Jesús, os hablo.