miércoles, 15 de octubre de 2008

Dictado del 10-10-08

Sentir deseos impuros, deseos de beber (alcohol), de cosas pecaminosas, de vicios que se tuvieron antes, sentir (todo eso) no es consentir. El enemigo de la salvación de las almas intenta una y otra vez atacar al alma que abandonó el pecado y volvió su rostro a Dios Todopoderoso. Yo, Espíritu Divino, os hablo.

Con numerosas artimañas y circunstancias se vale el demonio, espíritu del mal, para hacer caer a un alma que se ha arrepentido de su vida de pecado y ya no quiere volver a pecar. Pero como Satanás la tuvo atrapada tanto tiempo, sabe sus debilidades y sabe como hacerla sucumbir, de ahí, que el alma debe acudir a MÍ, Espíritu Divino, Espíritu del bien, para que pueda en ella vencer el bien y no el mal. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

La Santísima Virgen María, terror de los demonios, no dejará caer en el pecado al alma que la invoque y le pida socorro, siempre que sea un alma, que ponga lo que esté de su parte con energía. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.

Hijos de Dios Altísimo, no temáis las tentaciones por fuertes que sean, porque si no queréis caer en ellas, no caeréis. Superarlas es fortaleceros y prepararos más y mejor para las batallas cotidianas, y llega un momento, que a base de superarlas con Mi gracia divina, se debilitan y pierden mucha fuerza, de forma, que el alma las supera en adelante con facilidad, siempre con la gracia de Dios Todopoderoso.

Pero si esas tentaciones son tan fuertes que teméis sucumbir a ellas, hijos de Dios, id al Sacramento de la Penitencia y confesároslas, porque allí, os alcanzará la gracia de este Sacramento para debilitar esas tentaciones. Id cuantas veces sean necesarias, incluso, diariamente si la situación lo precisara, porque ese Sacramento no es solo para perdonar los pecados, sino también, para prevenirlos y fortaleceros. Yo, Espíritu de Dios, os hablo y os asesoro.