domingo, 23 de septiembre de 2007

Dictado del 23-9-07

Los reyes son gobernantes que rigen pueblos y naciones. Yo Soy un Rey que nadie obedece y quien lo hace, lo hace con mucha mediocridad. Yo quisiera gobernar a mis almas, a mi pueblo, y hacerlo con bondad y amor, pero Mi pueblo (los cristianos) vive a su aire, sin pararse a reflexionar si son súbditos dignos de Mi.

Yo Soy un Rey Eterno y Universal, por todos los siglos y para todas las generaciones, pero las generaciones Me ignoran, Me blasfeman, Me olvidan y hasta Me juzgan.

¿Qué rey aguantaría tanto? ¿Qué rey soportaría que le hicieran lo que a Mi Me hacen? Y sin embargo, Yo amo hasta la saciedad a Mis súbditos, a Mi rebaño. Yo doy la vida por cada una de Mis ovejas. Yo vivo pendiente de ellas, de sus necesidades, de sus intereses, pero Mis ovejas olvidan Mi autoridad y campan a sus anchas, por los prados terrenales.

Pastan fuera de Mis leyes; beben en fuentes contaminadas; comen de pastos putrefactos y luego, cuando recogen lo frutos de lo que ellas han sembrado, Me echan a Mi en cara, que las cosas no les salen bien y, encima que Me han dejado de lado, Me juzgan o Me reprochan que no Me cuido de ellas. ¿Se puede tolerar más? Yo Soy todo Amor, Paciencia y Misericordia, olvido sus reproches y ansío abrazar a esas ovejas que pastaron fuera de Mis prados y bebieron aguas contaminadas, porque al verlas malheridas y sufriendo, aun más se conmueve Mi infinita Misericordia.

Pero… ¿Quién entiende esto? ¿Quién lo cree? Más Me duele la falta de credibilidad en Mi Misericordia que la indiferencia o ingratitud de muchos fieles cristianos. ¡Venid a Mí rebaño de Mis Entrañas! ¡Venid a Mi Corazón Divino! ¡Gustad de Mis delicias, gustad de Mis dones!

Yo os doy de todo lo que necesitáis y que el mundo no os puede dar. Os doy fuerzas para la prueba; os doy paz para vuestras almas; os doy paciencia para saber esperar; os doy resignación, todo lo que necesitáis para este camino hacia la eternidad. Yo Cireneo Divino os ayudo a llevar vuestras cruces. Yo Me cargo también con ellas y os doy todo lo que necesitáis para caminar, hasta llegar a Mis Moradas.

Yo Soy Amor y Misericordia y siempre lo seré. Ni vuestros pecados y corrupción menguan (en nada) Mi Misericordia. Yo, Jesús de Nazaret, os espero ardientemente. Venid a Mi almas de Mi Corazón Divino, que os espero. Yo Soy Amor.

Dictado del 22-9-07

Un Dios debe ser un Padre Universal. Las criaturas deben ver a su Dios como a un Padre, porque El no ha creado a las almas para luego desentenderse de ellas.

Hay que guardar respeto y distancia hacia Dios, pero eso no quiere decir que haya que vivir de espaldas a El. Las limitaciones de las criaturas hacen que Dios les sea necesario y, El que las ama entrañablemente, desea que lo invoquen y le supliquen para socorrerlas en todas sus necesidades.

Dios es ante todo Amor y Su bondad es infinita. El no puede hacer el mal porque entonces dejaría de ser Dios. En el todos los atributos son infinitos y, todos son buenos y santos. Toda bondad de cualquier criatura viene de Dios Eterno, nadie tiene ninguna bondad propia, todas manan del Padre Celestial. Y si buena fue Maria Santísima, su bondad y santidad manaban de Dios. Quien a Dios se acerca, se acerca al Sumo Bien, al Único Bien, fuera de Dios no existe bien y todo bien viene del Dios Eterno.

No podemos decir porqué Dios permite esto y lo otro, porque los males del mundo no son obras de Dios, sino de los hombres y del pecado. Dios permite el mal pero le repugna, lo permite porque no puede quitar la libertad de las criaturas, ni anular su voluntad y, si alguien quiere hacer un mal, es libre de hacerlo, y aunque a Dios le duela inmensamente, no puede anular la voluntad de quien desea obrar el mal, porque entonces sus criaturas no serian libres de escoger el camino eterno (bueno o malo).

El da su gracia para que no hagan el mal, pero si el alma rechaza esa gracia, El no puede imponerla porque entonces los hombres serian autómatas y no personas, pero si se pide para que el mal no venza, esa oración inspirada por Mi, Espiritu de Amor y Sabiduría, la oye el Padre Eterno complaciente y siempre la escucha y la concede. De ahí, lo mucho que se debe rezar para que el mal no venza y sea el bien quien impere en la Humanidad.

Yo Soy el Espiritu Divino, Espiritu del Padre y del Hijo. Yo muevo a obrar el bien en las almas y quien sigue mis inspiraciones, camina por sendas de rectitud.